24/12/2017, 13:05
—No pienses más en eso, Eri-san. Ese hombre estaba atormentado y medio chalupa, ya lo viste. La gente tan inestable es imprevisible.
Ella solo asintió, sorbiendo su nariz e intentando relajarse poco a poco. No tenía miedo ni cosas por el estilo, aquello le había impactado más de la cuenta al ser lo más directo que había visto relacionado con la muerte y más siendo un hombre que acababan de asaltar con mil preguntas, atormentado y salvado.
—Vamos, vamos, te vendrá bien un chocolate caliente y descansar un poco. Vamos dentro —le dijo Akame mientras ambos volvían de camino a la taberna. Ella solo se dejó hacer, encogida de hombros.
Antes de entrar y frente a la puerta, Akame le pidió que mantuviese la compostura cuando entrasen. Ella asintió, sabía que si veían su estado podrían hacer conjeturas, terminado por saber qué ha ocurrido, relacionándoles con la muerte de aquel anciano y miles de cosas más que ella no quería ni pensar.
—Está bien, te espero en mi habitación, gracias Akame-san —agradeció y se fue escaleras arriba, sin mirar a nadie en el camino.
No se sintió segura hasta que llegó a la puerta y la abrió lentamente por si Datsue se encontraba durmiendo dentro, tampoco quería perturbar el sueño de su compañero, así que entró lentamente y se fue a su cama, donde se sentó a esperar, retirándose la tela húmeda y llena de sangre que tenía en la mano. La miró detenidamente y suspiró, dirigiéndose al baño para terminar de limpiarla y buscar algo de ropa limpia y entera.
Aquello se estaba complicando demasiado, e innecesariamente.
Ella solo asintió, sorbiendo su nariz e intentando relajarse poco a poco. No tenía miedo ni cosas por el estilo, aquello le había impactado más de la cuenta al ser lo más directo que había visto relacionado con la muerte y más siendo un hombre que acababan de asaltar con mil preguntas, atormentado y salvado.
—Vamos, vamos, te vendrá bien un chocolate caliente y descansar un poco. Vamos dentro —le dijo Akame mientras ambos volvían de camino a la taberna. Ella solo se dejó hacer, encogida de hombros.
Antes de entrar y frente a la puerta, Akame le pidió que mantuviese la compostura cuando entrasen. Ella asintió, sabía que si veían su estado podrían hacer conjeturas, terminado por saber qué ha ocurrido, relacionándoles con la muerte de aquel anciano y miles de cosas más que ella no quería ni pensar.
—Está bien, te espero en mi habitación, gracias Akame-san —agradeció y se fue escaleras arriba, sin mirar a nadie en el camino.
No se sintió segura hasta que llegó a la puerta y la abrió lentamente por si Datsue se encontraba durmiendo dentro, tampoco quería perturbar el sueño de su compañero, así que entró lentamente y se fue a su cama, donde se sentó a esperar, retirándose la tela húmeda y llena de sangre que tenía en la mano. La miró detenidamente y suspiró, dirigiéndose al baño para terminar de limpiarla y buscar algo de ropa limpia y entera.
Aquello se estaba complicando demasiado, e innecesariamente.