26/12/2017, 00:58
(Última modificación: 26/12/2017, 00:58 por Uchiha Akame.)
Unos momentos después los pasos de Akame pudieron oírse desde la habitación, subiendo las escaleras. El Uchiha llevaba entre las manos una bandeja de madera —que el tabernero le había prestado con el ceño fruncido— sobre la cual reposaba una taza de chocolate espeso y humeante, y un platito con unos bollos dulces. Con la punta del pie derecho empujó la puerta entreabierta para entrar en la habitación; sin el cuidado que Eri le había puesto, obviamente. «Si Datsue-kun no se ha despertado ya, será mejor que lo haga. Esto se está volviendo realmente jodido...»
Ni corto ni perezoso, Akame le propinó un pequeño puntapié a la cama sobre la que dormía su compañero.
—Datsue-kun, despierta —le instó—. Se acabó la hora de la siesta, es importante.
Luego dejó la bandeja sobre la pequeña mesa que había en la habitación y esperó a que Eri, que estaba en el cuarto de baño, saliera. Le pondría la taza de chocolate en las manos y la instaría a sentarse, ya fuera en la única silla que había junto a la mesa o en el borde de la cama.
—Aquí tienes, Eri-san.
Ni corto ni perezoso, Akame le propinó un pequeño puntapié a la cama sobre la que dormía su compañero.
—Datsue-kun, despierta —le instó—. Se acabó la hora de la siesta, es importante.
Luego dejó la bandeja sobre la pequeña mesa que había en la habitación y esperó a que Eri, que estaba en el cuarto de baño, saliera. Le pondría la taza de chocolate en las manos y la instaría a sentarse, ya fuera en la única silla que había junto a la mesa o en el borde de la cama.
—Aquí tienes, Eri-san.