4/01/2018, 21:26
El hombre tuvo que detener la marcha, por mucho que instó en aumentar el ritmo. Sin embargo, estaba justificada la parada, o eso afirmaba el calvo que en un extraño intento de justificar la causa, delató que había un segundo genin participando. Éste había estado en la periferia mientras que el primero sonsacaba toda la información que podía, una artimaña fuera de lugar, pero acreditadora de los shinobis estaban preparados para éste tipo de situaciones. No se fiaban ni de la propia administración de la aldea, lo cual era un hecho perdido entre dos orillas —alabanza y crítica— hundiéndose poco a poco.
—Está bien...
¿Qué mas podía decir el hombre? Tan solo podía esperar a ese segundo sujeto, y tras ello partir. Al poco tiempo, una chica de cabellera rubia apareció de entre la vegetación, recorriendo el camino. Paró junto al caballo que andaba sin jinete, y se presentó como Reika, perteneciente al clan Yamanaka.
—Mi nombre es Tomohiro Kato, un placer.
Realizada la presentación, tan solo quedaba partir. El hombre deshizo el nudo que afianzaba al caballo libre al suyo, y entregó las riendas a la chica. Para cuando ésta las tomase, daría media vuelta de nuevo, y comenzaría el camino hacia su propia aldea.
—Bueno, como decía... si no aligeramos el paso, nos quedan 3 días de viaje. Si avanzamos a buen ritmo, a la noche estaremos en el sitio. —aclaró el hombre, con propósito de que los chicos le siguiesen el ritmo.
—Está bien...
¿Qué mas podía decir el hombre? Tan solo podía esperar a ese segundo sujeto, y tras ello partir. Al poco tiempo, una chica de cabellera rubia apareció de entre la vegetación, recorriendo el camino. Paró junto al caballo que andaba sin jinete, y se presentó como Reika, perteneciente al clan Yamanaka.
—Mi nombre es Tomohiro Kato, un placer.
Realizada la presentación, tan solo quedaba partir. El hombre deshizo el nudo que afianzaba al caballo libre al suyo, y entregó las riendas a la chica. Para cuando ésta las tomase, daría media vuelta de nuevo, y comenzaría el camino hacia su propia aldea.
—Bueno, como decía... si no aligeramos el paso, nos quedan 3 días de viaje. Si avanzamos a buen ritmo, a la noche estaremos en el sitio. —aclaró el hombre, con propósito de que los chicos le siguiesen el ritmo.