7/01/2018, 18:05
«Ah, mierda» pensó el Kage Bunshin en su fuero interno. Con manos firmes pero un poco sudorosas, el clon se tomó un momento para mirar a un lado y a otro del lugar. Aparentemente todo estaba en calma y su presencia no había sido notada por ningún observador no deseado, pero eso tampoco era algo que aquel Akame pudiera asegurar.
Tenía que darse prisa.
Con dedos rápidos volvió a acomodar un alambre en la cerradura mientras con la ganzúa intentaba, de nuevo, vencer al cerrojo de metal que le separaba del interior de la vivienda.
—Paciencia, Shinjaka-san —respondió el verdadero Akame, que se mantenía oculto entre las sombras junto al aprendiz de herrero—. Antes de que te des cuenta estaremos sacándole a golpes a ese tipo hasta lo último que sepa sobre el objetivo.
Entonces alzó una ceja, curioso, y desvió la mirada hacia el galán.
—¿No serás tierno, eh? —preguntó, aludiendo al hecho de que si el joven guardaespaldas se resistía a colaborar, Akame no iba a tener reparos en torturarle a como diera lugar.
Tenía que darse prisa.
Con dedos rápidos volvió a acomodar un alambre en la cerradura mientras con la ganzúa intentaba, de nuevo, vencer al cerrojo de metal que le separaba del interior de la vivienda.
—Paciencia, Shinjaka-san —respondió el verdadero Akame, que se mantenía oculto entre las sombras junto al aprendiz de herrero—. Antes de que te des cuenta estaremos sacándole a golpes a ese tipo hasta lo último que sepa sobre el objetivo.
Entonces alzó una ceja, curioso, y desvió la mirada hacia el galán.
—¿No serás tierno, eh? —preguntó, aludiendo al hecho de que si el joven guardaespaldas se resistía a colaborar, Akame no iba a tener reparos en torturarle a como diera lugar.