9/01/2018, 12:23
Después de que Eri les informase sobre la palabra que ella había visto en la casa del anciano, los tres —seguramente, para pesar de Datsue— bajaron al piso de abajo, lo que podría ser el sótano de la gran mansión. Eri fue la que bajaba segunda, justo después que Akame quien llegó el primero tras pasar por una docena de escaleras hasta una puerta cerrada por tres candados.
El Uchiha mayor, tras inspeccionar los candados, llamó al menor para que se encargase de aquello. Eri los miraba confusa, sin saber muy bien porqué, primero, se tenía que encargar Datsue; y segundo, estaba tan avergonzado por pedírselo. ¿No eran un equipo?
Bueno, concedía que se lo pidiese a Datsue, sin duda; él era el que más experiencia tenía para estas cosas, al fin y al cabo.
—Eri... Aparta la vista un segundo, ¿quieres?
—Voy... —contestó la joven de mala gana mientras se daba la vuelta, no entendía qué vergüenza podría tener allí, en medio de una mansión abandonada y probablemente embrujada.
Por suerte, Datsue podría ser de todo menos un inútil, y en breves se hizo con los tres candados en menos de lo que se dice shinobi. Eri se giró en cuanto escuchó el primero abrirse y prestó atención a los siguientes, asombrada por la destreza que tenía su compañero Uchiha.
Así, por fin pudieron entrar en el sótano, el cual estaba totalmente en penumbra.
—Akame, ¿podrías...? —pero antes de terminar la pregunta, un sonido se escuchó desde el primer piso, del cual acababan de venir. Unos golpes bastante breves que hicieron a la kunoichi estremecerse y andar hasta sujetar a sus dos compañeros de equipo por la espalda. Un murmullo, un goteo... Definitivamente, no estaban solos.
—Chicos... Me parece que no estamos solos —murmuró de forma apenas audible, acercándose más para evitar que nadie más oyese —. Puede que haya más de una persona, están en el primer piso... —informó mirando de reojo a su espalda, como temiendo que alguien se asomase de repente.
El Uchiha mayor, tras inspeccionar los candados, llamó al menor para que se encargase de aquello. Eri los miraba confusa, sin saber muy bien porqué, primero, se tenía que encargar Datsue; y segundo, estaba tan avergonzado por pedírselo. ¿No eran un equipo?
Bueno, concedía que se lo pidiese a Datsue, sin duda; él era el que más experiencia tenía para estas cosas, al fin y al cabo.
—Eri... Aparta la vista un segundo, ¿quieres?
—Voy... —contestó la joven de mala gana mientras se daba la vuelta, no entendía qué vergüenza podría tener allí, en medio de una mansión abandonada y probablemente embrujada.
Por suerte, Datsue podría ser de todo menos un inútil, y en breves se hizo con los tres candados en menos de lo que se dice shinobi. Eri se giró en cuanto escuchó el primero abrirse y prestó atención a los siguientes, asombrada por la destreza que tenía su compañero Uchiha.
Así, por fin pudieron entrar en el sótano, el cual estaba totalmente en penumbra.
—Akame, ¿podrías...? —pero antes de terminar la pregunta, un sonido se escuchó desde el primer piso, del cual acababan de venir. Unos golpes bastante breves que hicieron a la kunoichi estremecerse y andar hasta sujetar a sus dos compañeros de equipo por la espalda. Un murmullo, un goteo... Definitivamente, no estaban solos.
—Chicos... Me parece que no estamos solos —murmuró de forma apenas audible, acercándose más para evitar que nadie más oyese —. Puede que haya más de una persona, están en el primer piso... —informó mirando de reojo a su espalda, como temiendo que alguien se asomase de repente.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)