10/01/2018, 23:13
Iba a esperar a comprobar que Akame le había atrapado en un Genjutsu, y, una vez hecho, iba a atrapar al renegado desde la espalda y apuntarle con la punta de su kunai al cuello. También iba a apuñalarle. Iba a… «¿Qué?»
Cuando se quiso dar cuenta, ya lo había hecho. El filo del kunai se hundió en la carne del renegado como si fuese un trozo de mantequilla, y el renegado tosió sangre. Pero no gritó, ni se asustó, ni siquiera se apartó. En su lugar… sonrió.
«¿Qué cojones…?»
Les apremió a que se esforzasen un poquito más, y como en el sueño de Shukaku, cuando Zoku pasaba a convertirse en uno de sus seres queridos justo cuando ya era demasiado tarde para cancelar el Gōkakyū, el renegado se convirtió en Akame, y Akame en el renegado.
—¡Me cago en…!
¿Acaso jamás había estado dentro de la ilusión? ¿Había usado un Kawarimi avanzado, intercambiando su posición por la de Akame? Quiso desenterrarle el kunai, pero su brazo, por alguna extraña razón, se negaba a moverse.
—¿En qué único sitio del mundo puede ocurrir algo como esto, chicos?
Datsue no tuvo tiempo a responder. No tuvo tiempo ni a pensar la respuesta. Con un simple movimiento de mano, el Fūma Shuriken se precipitó hacia ellos, como la hoja de una guillotina al cuello del reo. Como tantas y tantas víctimas que habían sufrido la muerte de aquella forma, el Uchiha trató de moverse. De revolverse. De apartarse de su trayectoria. Y, como ellos, no pudo.
Tan sencillo como aquello. Aquel era el final de los Hermanos del Desierto.
Cerró los ojos y trató de dedicar sus últimos pensamientos en algo bonito. En sus padres. En su Hermano. En sus compañeros de Promoción. En Aiko…
… en Anzu. Pero lo cierto fue, que estaba tan asustado que no lo logró.
Tres, dos, uno… «¿Qué…?» Abrió los ojos, desorientado. El Fūma Shuriken hacía mucho tiempo que tenía que haberles decapitado por la mitad del torso. Fue entonces cuando se dio cuenta. Se había quedado suspendido en el aire. Un aire extrañamente enrarecido, como si de pronto cualquier brisa del mundo hubiese desaparecido. Era como…
Era como si el tiempo se hubiese detenido.
—Contestad. ¿En qué único sitio del mundo puede ocurrir algo como esto?
Y la pregunta, certera como una flecha, volvió a dirigirse hacia ellos. Datsue tenía la impresión que resolver aquel enigma era mucho más importante de lo que pudiese parecer.
—En un Gen… —se detuvo de pronto, pensando en la respuesta. ¿De verdad era aquello un Genjutsu? Todo indicaba a que sí, pero entonces… ¿por qué su Sharingan le resultaba ciego? ¿Y acaso Akame formaba parte también de la ilusión? ¿Cómo era posible que formasen parte de la misma? Demasiadas preguntas sin respuesta, demasiadas incógnitas, pero el Uchiha se la jugó. ¿Cuál era el único sitio del mundo en que pudiese ocurrir algo como aquello?—. En un sueño —respondió—. En el mundo onírico.
Cuando se quiso dar cuenta, ya lo había hecho. El filo del kunai se hundió en la carne del renegado como si fuese un trozo de mantequilla, y el renegado tosió sangre. Pero no gritó, ni se asustó, ni siquiera se apartó. En su lugar… sonrió.
«¿Qué cojones…?»
Les apremió a que se esforzasen un poquito más, y como en el sueño de Shukaku, cuando Zoku pasaba a convertirse en uno de sus seres queridos justo cuando ya era demasiado tarde para cancelar el Gōkakyū, el renegado se convirtió en Akame, y Akame en el renegado.
—¡Me cago en…!
¿Acaso jamás había estado dentro de la ilusión? ¿Había usado un Kawarimi avanzado, intercambiando su posición por la de Akame? Quiso desenterrarle el kunai, pero su brazo, por alguna extraña razón, se negaba a moverse.
—¿En qué único sitio del mundo puede ocurrir algo como esto, chicos?
Datsue no tuvo tiempo a responder. No tuvo tiempo ni a pensar la respuesta. Con un simple movimiento de mano, el Fūma Shuriken se precipitó hacia ellos, como la hoja de una guillotina al cuello del reo. Como tantas y tantas víctimas que habían sufrido la muerte de aquella forma, el Uchiha trató de moverse. De revolverse. De apartarse de su trayectoria. Y, como ellos, no pudo.
Tan sencillo como aquello. Aquel era el final de los Hermanos del Desierto.
Cerró los ojos y trató de dedicar sus últimos pensamientos en algo bonito. En sus padres. En su Hermano. En sus compañeros de Promoción. En Aiko…
… en Anzu. Pero lo cierto fue, que estaba tan asustado que no lo logró.
Tres, dos, uno… «¿Qué…?» Abrió los ojos, desorientado. El Fūma Shuriken hacía mucho tiempo que tenía que haberles decapitado por la mitad del torso. Fue entonces cuando se dio cuenta. Se había quedado suspendido en el aire. Un aire extrañamente enrarecido, como si de pronto cualquier brisa del mundo hubiese desaparecido. Era como…
Era como si el tiempo se hubiese detenido.
—Contestad. ¿En qué único sitio del mundo puede ocurrir algo como esto?
Y la pregunta, certera como una flecha, volvió a dirigirse hacia ellos. Datsue tenía la impresión que resolver aquel enigma era mucho más importante de lo que pudiese parecer.
—En un Gen… —se detuvo de pronto, pensando en la respuesta. ¿De verdad era aquello un Genjutsu? Todo indicaba a que sí, pero entonces… ¿por qué su Sharingan le resultaba ciego? ¿Y acaso Akame formaba parte también de la ilusión? ¿Cómo era posible que formasen parte de la misma? Demasiadas preguntas sin respuesta, demasiadas incógnitas, pero el Uchiha se la jugó. ¿Cuál era el único sitio del mundo en que pudiese ocurrir algo como aquello?—. En un sueño —respondió—. En el mundo onírico.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado