10/01/2018, 23:32
Los labios de Akame —del falso Akame— se curvaron en una sonrisa de suficiencia cuando notó la presión del cerrojo ceder bajo el ataque de su ganzúa. Con cuidado abrió el ventanal y se introdujo por él, tratando de ser sigiloso como una víbora de jardín.
Una vez dentro, y tras echar una visual rápida al entorno que le reveló que allí no había nada de importancia, se encaminó con los mismos pasos sigilosos y tranquilos hacia las escaleras. Conocía bien aquella técnica; apoyando el talón primero, luego el resto del pie. Con las rodillas flexionadas y la vista atenta.
Luego abrió la puerta con el mismo cuidado, lo justo para poder ver si había moros en la costa por la rendija que había entre el ésta y el marco. Si el camino estaba despejado, terminaría por abrirla por completo y luego asomar la cabeza, a un lado y a otro. Trataba también de afinar el oído, no fuera que alguien se hubiera percatado de su furtiva entrada y estuviera ahora intentando emboscarle a él.
Una vez dentro, y tras echar una visual rápida al entorno que le reveló que allí no había nada de importancia, se encaminó con los mismos pasos sigilosos y tranquilos hacia las escaleras. Conocía bien aquella técnica; apoyando el talón primero, luego el resto del pie. Con las rodillas flexionadas y la vista atenta.
Luego abrió la puerta con el mismo cuidado, lo justo para poder ver si había moros en la costa por la rendija que había entre el ésta y el marco. Si el camino estaba despejado, terminaría por abrirla por completo y luego asomar la cabeza, a un lado y a otro. Trataba también de afinar el oído, no fuera que alguien se hubiera percatado de su furtiva entrada y estuviera ahora intentando emboscarle a él.