11/01/2018, 22:34
En cuanto oyó la risilla del renegado, supo que había errado en la respuesta. Había estado cerca, sin embargo. Muy cerca, pues su primer pensamiento resultaba ser la solución correcta.
El hombre levantó poco a poco la mano, y Datsue supo, de una forma genuina e instintiva, lo que iba a suceder. Saber que se encontraba dentro de una ilusión no le hizo más liviano. Sintió la tensión en torno a su corazón, la garganta hecha un nudo y las ganas de chillar justo antes de que el fūma shuriken le partiese en dos, con las últimas palabras de aquel hombre todavía resonando en sus oídos: En los ojos de un Uchiha.
Despertó de golpe, entre sudores fríos y el corazón palpitándole con fuerza en el pecho. Lo primero que vio fue a su mentor; lo primero que sintió fue desconcierto. Lo segundo, a Zoku; entonces el desconcierto se transformó, por así decirlo, en una mezcla de chillido y gruñido que a punto estuvo de desencajarle la boca de tanto abrirla.
—Ha pasado un tiempo, ¿eh?
Nunca un hombre le había dado tantas sorpresas. Zoku tenía la piel roja y magullada, como si se le cayese a trozos, y unas manos metálicas donde debería haber hueso, carne y piel. Datsue sacudió la cabeza, miró a Akame, cerró los ojos y los volvió a abrir. Sí, Zoku seguía allí, no era ninguna pesadilla…
Era peor.
Mientras Zoku hablaba, a Datsue le temblaban los labios. Abría y cerraba la boca, como un viejo anciano senil que trataba de decir algo pero su cuerpo no le respondiese, ni su mente. Por otra parte, el antiguo Uzukage seguía igual que siempre. Demacrado, hecho mierda y con medio cuerpo artificial, pero con la misma lengua viperina que siempre le había caracterizado. Quería llevar a la Villa a la gloria. Quería, de nuevo, utilizarles. Y, como siempre hacía, les daba un cebo para que picasen: librarles de las pesadillas de Shukaku. Pero Datsue se encontraba demasiado en shock como para siquiera planteárselo.
—No… No, no, no, no. ¡No joder, no! —rugió, fuera de sí—. ¡Te matamos, joder! ¡Te matamos! ¡Tendrías que estar muerto! ¡Tendrías que estarlo! —¿Lo tenía? ¿Acaso se habían parado a comprobarlo? No, no lo habían hecho, ni sabían qué había sido de su cuerpo una vez huido de allí. Había sido todo tan caótico… pero aún así, no podía aceptarlo—. ¡Akame, joder, dile que está muerto! ¡DILE QUE ESTÁ MUERTO!
No, se negaba. Se negaba a aceptarlo. No podía ser… Era imposible. En un arranque de ingenio, activó su Sharingan. Imitar la apariencia de uno era muy fácil, pero el chakra era otra cosa. Sus ojos le dirían la verdad, como siempre hacían...
El hombre levantó poco a poco la mano, y Datsue supo, de una forma genuina e instintiva, lo que iba a suceder. Saber que se encontraba dentro de una ilusión no le hizo más liviano. Sintió la tensión en torno a su corazón, la garganta hecha un nudo y las ganas de chillar justo antes de que el fūma shuriken le partiese en dos, con las últimas palabras de aquel hombre todavía resonando en sus oídos: En los ojos de un Uchiha.
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Despertó de golpe, entre sudores fríos y el corazón palpitándole con fuerza en el pecho. Lo primero que vio fue a su mentor; lo primero que sintió fue desconcierto. Lo segundo, a Zoku; entonces el desconcierto se transformó, por así decirlo, en una mezcla de chillido y gruñido que a punto estuvo de desencajarle la boca de tanto abrirla.
—Ha pasado un tiempo, ¿eh?
Nunca un hombre le había dado tantas sorpresas. Zoku tenía la piel roja y magullada, como si se le cayese a trozos, y unas manos metálicas donde debería haber hueso, carne y piel. Datsue sacudió la cabeza, miró a Akame, cerró los ojos y los volvió a abrir. Sí, Zoku seguía allí, no era ninguna pesadilla…
Era peor.
Mientras Zoku hablaba, a Datsue le temblaban los labios. Abría y cerraba la boca, como un viejo anciano senil que trataba de decir algo pero su cuerpo no le respondiese, ni su mente. Por otra parte, el antiguo Uzukage seguía igual que siempre. Demacrado, hecho mierda y con medio cuerpo artificial, pero con la misma lengua viperina que siempre le había caracterizado. Quería llevar a la Villa a la gloria. Quería, de nuevo, utilizarles. Y, como siempre hacía, les daba un cebo para que picasen: librarles de las pesadillas de Shukaku. Pero Datsue se encontraba demasiado en shock como para siquiera planteárselo.
—No… No, no, no, no. ¡No joder, no! —rugió, fuera de sí—. ¡Te matamos, joder! ¡Te matamos! ¡Tendrías que estar muerto! ¡Tendrías que estarlo! —¿Lo tenía? ¿Acaso se habían parado a comprobarlo? No, no lo habían hecho, ni sabían qué había sido de su cuerpo una vez huido de allí. Había sido todo tan caótico… pero aún así, no podía aceptarlo—. ¡Akame, joder, dile que está muerto! ¡DILE QUE ESTÁ MUERTO!
No, se negaba. Se negaba a aceptarlo. No podía ser… Era imposible. En un arranque de ingenio, activó su Sharingan. Imitar la apariencia de uno era muy fácil, pero el chakra era otra cosa. Sus ojos le dirían la verdad, como siempre hacían...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado