12/01/2018, 02:06
(Última modificación: 12/01/2018, 02:08 por Uchiha Datsue.)
Pero cuando sus ojos apuntaron hacia donde momentos antes había estado aquel chucho infernal, tan solo halló un suelo que de tan limpio que estaba reflejó su propia cara descompuesta por la ira. Desaparecido su primer objetivo, retornó al mal mayor.
Fue entonces cuando lo vio. No le hacía falta tener el Sharingan activo para saber lo que iba a pasar. Aquella mirada de Nabi… aquel movimiento de su brazo…
En Oonindo, había dos tipos de personas. Los que se enfrentaban a sus problemas; y los que huían de ellos. Por muchos años, por mucho tiempo, Datsue había sido del segundo tipo. La vida, sin embargo, le había obligado a enfrentarse a ellos. Su profesión lo había hecho. Zoku también, elevándolo a la enésima potencia. Por eso, aunque estuviese sujetado por las suaves pero férreas manos del Akimichi y su —ya no tan— Uzumaki favorita, no tuvo miedo. Encontrarse entre la espada y la pared ya era una sensación familiar.
Cabe decir, que incluso entre las personas que se enfrentan a sus problemas, también hay dos tipos de personas. Los que lo abordan de frente; y los que usan alguna excusa, algo con lo que escudarse. Datsue tenía fama de ser del segundo tipo, y en aquella ocasión…
… su fama era merecida.
En su mano izquierda, un escudo grande y fuerte, pero demasiado pesado, demasiado lento. En su diestra, un mini-escudo, pero liviano y ágil como una pluma. No lo dudó: dio una pequeña patada al talón de Eri, una zancadilla para desestabilizarla y resultarle más fácil el movimiento, y entonces dio un fuerte tirón de la mano de ella, que ahora él también sujetaba, de suerte que se puso en medio, como una valiente heroína sacrificándose por su amado.
Sí, la idea era que Eri recibiese todo el amor de Nabi en su lugar.
Mientras tanto, Plum, mascullaba, maldecía y amenazaba de muerte al Uchiha por haberle manchado su precioso yukata.
—Oh, ¡Nabi! ¡¿A Eri también?! —exclamó, incrédulo—. ¡Lo tuyo ya no tiene nombre! ¿¡Es que no tienes límites!?
Fue entonces cuando lo vio. No le hacía falta tener el Sharingan activo para saber lo que iba a pasar. Aquella mirada de Nabi… aquel movimiento de su brazo…
En Oonindo, había dos tipos de personas. Los que se enfrentaban a sus problemas; y los que huían de ellos. Por muchos años, por mucho tiempo, Datsue había sido del segundo tipo. La vida, sin embargo, le había obligado a enfrentarse a ellos. Su profesión lo había hecho. Zoku también, elevándolo a la enésima potencia. Por eso, aunque estuviese sujetado por las suaves pero férreas manos del Akimichi y su —ya no tan— Uzumaki favorita, no tuvo miedo. Encontrarse entre la espada y la pared ya era una sensación familiar.
Cabe decir, que incluso entre las personas que se enfrentan a sus problemas, también hay dos tipos de personas. Los que lo abordan de frente; y los que usan alguna excusa, algo con lo que escudarse. Datsue tenía fama de ser del segundo tipo, y en aquella ocasión…
… su fama era merecida.
En su mano izquierda, un escudo grande y fuerte, pero demasiado pesado, demasiado lento. En su diestra, un mini-escudo, pero liviano y ágil como una pluma. No lo dudó: dio una pequeña patada al talón de Eri, una zancadilla para desestabilizarla y resultarle más fácil el movimiento, y entonces dio un fuerte tirón de la mano de ella, que ahora él también sujetaba, de suerte que se puso en medio, como una valiente heroína sacrificándose por su amado.
Sí, la idea era que Eri recibiese todo el amor de Nabi en su lugar.
Mientras tanto, Plum, mascullaba, maldecía y amenazaba de muerte al Uchiha por haberle manchado su precioso yukata.
—Oh, ¡Nabi! ¡¿A Eri también?! —exclamó, incrédulo—. ¡Lo tuyo ya no tiene nombre! ¿¡Es que no tienes límites!?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado