12/01/2018, 11:51
(Última modificación: 12/01/2018, 16:42 por Uzumaki Eri.)
Aquello se les había ido de las manos y ella precisamente no estaba en su totalidad exenta de culpa. Sin embargo sus palabras no valieron de nada para Datsue, y mucho menos para Nabi que, seguramente y tras haberse estado criando en la naturaleza durante un año, estaba acostumbrado a esas batallas campales de tirarse heces con alguna familia de monos.
Por ello, el Inuzuka cogió lo que quedaba de excremento y se lo fue a lanzar al Uchiha que, dada su alta estima por su persona, decidió utilizar el cuerpo de la kunoichi como escudo, la cual no pudo resistirse y acabó cerrando los ojos con fuerza, resignada a cumplir con su cruel destino.
Pero aquello nunca ocurrió.
Una criada —Shiona-sama la tenga en su gloria— se interpuso entre aquello y ella, aunque sí que salpicó por todos los lugares de la sala. Eri se zafó del agarre de Datsue y lo miró con sus azules ojos llenos de rencor. Se sacudió el vestido que se le había deformado y se alejó de él a zancadas, evitando, por supuesto; los trozos de excremento que habían esparcidos por el suelo.
Lo peor vino después, y si había algo peor que estar embadurnada en mierda era que...
¡PAM! La puerta del salón se abrió de golpe y una gran mujer entró por ella, alta, y... Posiblemente estaba embarazada. Eri la miró directamente, aunque se acongojó un poco tras mirarla directamente a los ojos. Y qué decir de su martillo.
—¿Alguno con ganas de contarme lo que pasó aquí? —preguntó la matriarca de los Sakamoto, y ninguno de su familia se atrevió a hablar.
Akimichi Sora, por su parte, no era bueno con las palabras y varias veces se había visto intimidado por las mujeres, por lo que soltó el brazo de Datsue lentamente y dio unos cuantos pasos hacia atrás con la vista clavada en el suelo. Uzumaki Eri, que ya era más experimentada, miró con odio a Datsue que probablemente iba a ser quién hablase y por primera vez, intervino ella.
¿Qué era lo peor, que la aplastasen con un martillo? ¡Pues en la conciencia de Datsue y Nabi quedaría!
—Discúlpenos, Sakamoto-sama —empezó la pelirroja, con una reverencia —. Mi nombre es Uzumaki Eri —se presentó —, y gracias a la amabilidad de su familia, hoy veníamos a celebrar el retorno de un compañero nuestro, Inuzuka Nabi, junto con algunos compañeros más de la academia: Akimichi Sora, Aburame Plum, Uchiha Datsue y Uzumaki Hanako, además de Koko-san, quien nos iba a acompañar esta noche también.
Hizo una breve pausa para tomar aire y continuó.
—Sin embargo, tras unas rencillas entre Uchiha Datsue e Inuzuka Nabi —aquello último lo dijo mirando a los mencionados con cara de pocos amigos —. Su salón ha sido víctima de lo que ve ahora, y por ello le pido mil disculpas, Sakamoto-sama, yo misma me ofrezco a limpiarlo si así lo desea, pero por favor, perdónenos por haber hecho algo así —si por ella fuese, habría intentado interpretar más su papel, dramatizando un poco, pero no era momento ni lugar para poner en práctica su carisma, así que optó por hablar bien y terminar todo con una gran reverencia, esperando que funcionase.
Por ello, el Inuzuka cogió lo que quedaba de excremento y se lo fue a lanzar al Uchiha que, dada su alta estima por su persona, decidió utilizar el cuerpo de la kunoichi como escudo, la cual no pudo resistirse y acabó cerrando los ojos con fuerza, resignada a cumplir con su cruel destino.
Pero aquello nunca ocurrió.
Una criada —Shiona-sama la tenga en su gloria— se interpuso entre aquello y ella, aunque sí que salpicó por todos los lugares de la sala. Eri se zafó del agarre de Datsue y lo miró con sus azules ojos llenos de rencor. Se sacudió el vestido que se le había deformado y se alejó de él a zancadas, evitando, por supuesto; los trozos de excremento que habían esparcidos por el suelo.
Lo peor vino después, y si había algo peor que estar embadurnada en mierda era que...
¡PAM! La puerta del salón se abrió de golpe y una gran mujer entró por ella, alta, y... Posiblemente estaba embarazada. Eri la miró directamente, aunque se acongojó un poco tras mirarla directamente a los ojos. Y qué decir de su martillo.
—¿Alguno con ganas de contarme lo que pasó aquí? —preguntó la matriarca de los Sakamoto, y ninguno de su familia se atrevió a hablar.
Akimichi Sora, por su parte, no era bueno con las palabras y varias veces se había visto intimidado por las mujeres, por lo que soltó el brazo de Datsue lentamente y dio unos cuantos pasos hacia atrás con la vista clavada en el suelo. Uzumaki Eri, que ya era más experimentada, miró con odio a Datsue que probablemente iba a ser quién hablase y por primera vez, intervino ella.
¿Qué era lo peor, que la aplastasen con un martillo? ¡Pues en la conciencia de Datsue y Nabi quedaría!
—Discúlpenos, Sakamoto-sama —empezó la pelirroja, con una reverencia —. Mi nombre es Uzumaki Eri —se presentó —, y gracias a la amabilidad de su familia, hoy veníamos a celebrar el retorno de un compañero nuestro, Inuzuka Nabi, junto con algunos compañeros más de la academia: Akimichi Sora, Aburame Plum, Uchiha Datsue y Uzumaki Hanako, además de Koko-san, quien nos iba a acompañar esta noche también.
Hizo una breve pausa para tomar aire y continuó.
—Sin embargo, tras unas rencillas entre Uchiha Datsue e Inuzuka Nabi —aquello último lo dijo mirando a los mencionados con cara de pocos amigos —. Su salón ha sido víctima de lo que ve ahora, y por ello le pido mil disculpas, Sakamoto-sama, yo misma me ofrezco a limpiarlo si así lo desea, pero por favor, perdónenos por haber hecho algo así —si por ella fuese, habría intentado interpretar más su papel, dramatizando un poco, pero no era momento ni lugar para poner en práctica su carisma, así que optó por hablar bien y terminar todo con una gran reverencia, esperando que funcionase.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)