12/01/2018, 17:46
(Última modificación: 12/01/2018, 18:33 por Inuzuka Nabi.)
En el momento en que la puerta se cerró, empezó a crujir, aunque no parecía romperse ni agrietarse. Los sonidos se sucedieron como si algo estuviese tirando con fuerza desde dentro, no una persona, sino una presión que quería arrancarla de cuajo. Todo lo que escuchaba era el sufrimiento de la puerta, ni un grito, ni un sollozo, nada.
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Mogura debería haber llevado la cuenta de las veces que usaba esa técnica para sacar el veneno, pero no lo había hecho. ¿Y ahora qué? Se sentía débil, el chakra empezaba a escasearle. Sin embargo, no era totalmente idiota. Sabía cuantas veces más podía hacerla, necesitaba dos para limpiar del todo el cuerpo del enfermo, y... tenía el chakra justo para hacerlo dos veces y no morirse. Aunque no morirse no era no desmayarse, ni no sentir que se le escapaba el alma.
Si estuviera Keisuke...
Karamaru se había quedado en medio de la sala, sólo con sus ordenes.
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Mogura debería haber llevado la cuenta de las veces que usaba esa técnica para sacar el veneno, pero no lo había hecho. ¿Y ahora qué? Se sentía débil, el chakra empezaba a escasearle. Sin embargo, no era totalmente idiota. Sabía cuantas veces más podía hacerla, necesitaba dos para limpiar del todo el cuerpo del enfermo, y... tenía el chakra justo para hacerlo dos veces y no morirse. Aunque no morirse no era no desmayarse, ni no sentir que se le escapaba el alma.
Si estuviera Keisuke...
Karamaru se había quedado en medio de la sala, sólo con sus ordenes.