13/01/2018, 16:56
Al parecer, gracias a la destreza de Akame, el chico no había salido tan disparado sino que había clavado un kunai en la fachada de la casa y que, nada más encontrarle; se caía sobre el césped de la vivienda que llevaba ya bastantes años sin ser cuidado por nadie.
Eri bajó celerosa al encuentro con el Uchiha, si bien podría haber dicho algo, tampoco le iba a echar toda la culpa, pues parecía que el golpe que le había propinado aquel somier asesino le había hecho daño, sobre todo al ser un ataque sorpresa.
—Estoy... Estoy bien —murmuró Akame, aunque Eri no lo viera como tal.
—¿¡Alguna novedad, Eri!? —chilló Datsue desde arriba.
—¡Está bien! —exclamó ella para avisar a su otro compañero —. Akame-san, ¿puedes levantarte? ¿Necesitas ayuda? —preguntó agitada y alternando su mirada entre el cuerpo del Uchiha y los alrededores de la mansión —. Puedo llevarte en la espalda, si quieres... —se ofreció la joven.
Lo que no podían hacer es perder el tiempo, pero tampoco iba a dejar a Akame tirado en el césped. Meditó por un momento sus posibilidades y luego volvió a chillar.
—¡Datsue! ¡¿El somier tenía algo raro?! —preguntó la joven, pensando en el Sharingan del chico —. ¿Podrías ver si los demás objetos están igual?
Eso mantendría a uno trabajando mientras los otros dos se reunían con él, o eso esperaba.
Eri bajó celerosa al encuentro con el Uchiha, si bien podría haber dicho algo, tampoco le iba a echar toda la culpa, pues parecía que el golpe que le había propinado aquel somier asesino le había hecho daño, sobre todo al ser un ataque sorpresa.
—Estoy... Estoy bien —murmuró Akame, aunque Eri no lo viera como tal.
—¿¡Alguna novedad, Eri!? —chilló Datsue desde arriba.
—¡Está bien! —exclamó ella para avisar a su otro compañero —. Akame-san, ¿puedes levantarte? ¿Necesitas ayuda? —preguntó agitada y alternando su mirada entre el cuerpo del Uchiha y los alrededores de la mansión —. Puedo llevarte en la espalda, si quieres... —se ofreció la joven.
Lo que no podían hacer es perder el tiempo, pero tampoco iba a dejar a Akame tirado en el césped. Meditó por un momento sus posibilidades y luego volvió a chillar.
—¡Datsue! ¡¿El somier tenía algo raro?! —preguntó la joven, pensando en el Sharingan del chico —. ¿Podrías ver si los demás objetos están igual?
Eso mantendría a uno trabajando mientras los otros dos se reunían con él, o eso esperaba.