13/01/2018, 23:45
Zoku estalló en una risa complacida. Una carcajada maligna, como de malo de película. Los miró un momento, con los ojos entrecerrados y aquella sonrisa de rata en el rostro. Una sonrisa que había estudiado a conciencia.
—Entonces, elegís la muerte. —Las provocaciones de los Hermanos del Desierto no habían tenido ni una sombra de efecto en el ex-líder de la aldea. Se había limitado a escucharles mirando fijamente. Zoku extendió los brazos e hizo girar los kunai por la anilla con sus dedos índice—. Que así sea.
Los kunai pararon cuando los agarró con fuerza, con la punta hacia abajo. En un rápido ademán, el frío del acero se hundió en los vientres de Akame y Datsue.
—Respuesta correcta.
La sala empezó a desmoronarse. No se estaba derrumbando, sino que simplemente estaba dejando de existir. La realidad que les envolvía era un vidrio de colores diversos. Ahora se estaba haciendo añicos, empezando por el techo, por las paredes, luego por el suelo que les rodeaba. En su lugar, sólo quedaba un negro más negro que la propia oscuridad. La ausencia del todo. La nada.
Raito cayó al vacío con una sonrisa dibujada en sus finos labios de Uchiha. El vidrio siguió rompiéndose. Pasó por Zoku, quien también se deshizo en múltiples cristalitos. Finalmente, la fractura llegó a ellos. El suelo bajo sus espaldas desapareció, y cayeron.
Despertaron con agitación, reincorporándose jadeando, sentados sobre la fría piedra. Volvían a estar en la misma habitación, no obstante habían varios detalles importantes que sin ningún atisbo de duda eran diferentes.
Uno: seguían estando envueltos, al menos de cintura para abajo, en sendos sacos de tela blanca. Pero ahora no estaban atados. Dos: Zoku no estaba allí.
—Omoikane, la técnica especial de mi Mangekyō izquierdo. —Raito seguía apoyado en la pared, como si no hubiera pasado nada—. Una ilusión perfecta y recursiva. Un genjutsu dentro de un genjutsu. Puedo controlar todos los detalles de la ilusión desde dentro, acceder a la mente de las víctimas mientras estén en ella, y crear recuerdos falsos y sensaciones engañosas. Puedo usarla sobre varias personas a la vez. Pero tienen que estar durmiendo o inconscientes.
Se reincorporó, y se acercó a ellos cautelosamente.
—Hace un tiempo —dijo—. Presentásteis una solicitud para ascender a chūnin. Sois los genin más avanzados de toda Uzushiogakure, pero, os pese como os pese, habéis cambiado varias veces de... lealtades. Como un péndulo.
»Hanabi-sama expresó sus... dudas. Por eso os busqué. Y esta ha sido mi prueba final. Lo siento mucho, sé que ha sido una experiencia traumática, pero como comprenderéis, los ninjas no pueden arriesgar. No pueden confiar. Sólo comprobar y asegurar.
»Así que... felicidades. Habéis pasado la primera prueba.
—Entonces, elegís la muerte. —Las provocaciones de los Hermanos del Desierto no habían tenido ni una sombra de efecto en el ex-líder de la aldea. Se había limitado a escucharles mirando fijamente. Zoku extendió los brazos e hizo girar los kunai por la anilla con sus dedos índice—. Que así sea.
Los kunai pararon cuando los agarró con fuerza, con la punta hacia abajo. En un rápido ademán, el frío del acero se hundió en los vientres de Akame y Datsue.
—Respuesta correcta.
La sala empezó a desmoronarse. No se estaba derrumbando, sino que simplemente estaba dejando de existir. La realidad que les envolvía era un vidrio de colores diversos. Ahora se estaba haciendo añicos, empezando por el techo, por las paredes, luego por el suelo que les rodeaba. En su lugar, sólo quedaba un negro más negro que la propia oscuridad. La ausencia del todo. La nada.
Raito cayó al vacío con una sonrisa dibujada en sus finos labios de Uchiha. El vidrio siguió rompiéndose. Pasó por Zoku, quien también se deshizo en múltiples cristalitos. Finalmente, la fractura llegó a ellos. El suelo bajo sus espaldas desapareció, y cayeron.
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Despertaron con agitación, reincorporándose jadeando, sentados sobre la fría piedra. Volvían a estar en la misma habitación, no obstante habían varios detalles importantes que sin ningún atisbo de duda eran diferentes.
Uno: seguían estando envueltos, al menos de cintura para abajo, en sendos sacos de tela blanca. Pero ahora no estaban atados. Dos: Zoku no estaba allí.
—Omoikane, la técnica especial de mi Mangekyō izquierdo. —Raito seguía apoyado en la pared, como si no hubiera pasado nada—. Una ilusión perfecta y recursiva. Un genjutsu dentro de un genjutsu. Puedo controlar todos los detalles de la ilusión desde dentro, acceder a la mente de las víctimas mientras estén en ella, y crear recuerdos falsos y sensaciones engañosas. Puedo usarla sobre varias personas a la vez. Pero tienen que estar durmiendo o inconscientes.
Se reincorporó, y se acercó a ellos cautelosamente.
—Hace un tiempo —dijo—. Presentásteis una solicitud para ascender a chūnin. Sois los genin más avanzados de toda Uzushiogakure, pero, os pese como os pese, habéis cambiado varias veces de... lealtades. Como un péndulo.
»Hanabi-sama expresó sus... dudas. Por eso os busqué. Y esta ha sido mi prueba final. Lo siento mucho, sé que ha sido una experiencia traumática, pero como comprenderéis, los ninjas no pueden arriesgar. No pueden confiar. Sólo comprobar y asegurar.
»Así que... felicidades. Habéis pasado la primera prueba.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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