16/01/2018, 20:21
La estilográfica de Akame se movió veloz sobre el papel, rasgándolo con aquel sonido tan característico que a él particularmente —como estudiante modélico que había sido— le producía un placer auditivio suficiente como para que se le erizasen los vellos de la nuca. Mientras escuchaba las divagaciones de Datsue asentía a cada rato, redactando una nueva, mejorada y final respuesta.
Cuando el texto estuvo listo lo repasó un par de veces, dejó el bolígrafo sobre la mesa y se alzó, con una sonrisa en los labios. No compartía en absoluto el pesimismo que había embargado de repente a su Hermano, sino que él pensaba que habían hecho un trabajo más que bueno. Genial.
Con un suave gesto, dejó sobre la mesa del profesor un folio que rezaba...
Cuando el texto estuvo listo lo repasó un par de veces, dejó el bolígrafo sobre la mesa y se alzó, con una sonrisa en los labios. No compartía en absoluto el pesimismo que había embargado de repente a su Hermano, sino que él pensaba que habían hecho un trabajo más que bueno. Genial.
Con un suave gesto, dejó sobre la mesa del profesor un folio que rezaba...
En primer lugar, dada la naturaleza de la situación, el acercamiento debería realizarse yendo de incógnito. Si la guarida de los bandidos está ubicada dentro del pueblo es de esperar que frecuentarán el mismo y, probablemente, tendrán informantes o contactos entre los lugareños, ya sea por medio del soborno, la intimidación, o ambos.
Adoptar una tapadera realista, como por ejemplo la de un simple comerciante interesado en adquirir una propiedad en el pueblo; de este modo se adopta un papel verosímil y atractivo. Realizar la recolección de información en los lugares comunes y concurridos del pueblo; la plaza, los comercios, la taberna. Sobornar, persuadir o intimidar —preferencia según la situación— a los lugareños. Priorizar la taberna durante la tarde o la noche, pagar unas cuantas rondas a los parroquianos para aflojarles la lengua. Mantener siempre un perfil bajo y actitud discreta.
De ser necesario, desplegar un señuelo para atraer a los objetivos; por ejemplo, comentar entre los lugareños que el ninja está guardando un valioso cargamento en su habitación, o exponerse abiertamente como un personaje acaudalado que sería el perfecto objetivo para los criminales. Si los criminales muerden el anzuelo, vigilar sus movimientos discretamente y, de ser posible, seguirles hasta su escondite. Siempre sin entablar conflicto directo ni revelar la verdadera identidad del ninja.
Una vez descubierto el lugar, el envío del mensaje a la Villa podría realizarse fácilmente mediante el empleo de la técnica Gentoushin no Jutsu, habiendo avisado previamente de que se establecería contacto a los tres o cuatro días de partir. Mientras se esperan refuerzos, vigilar a los objetivos con la máxima discreción y, por encima de todo, no intervenir en combate directo ni realizar ninguna actuación que pudiera poner en compromiso la tapadera o alertar a los criminales de la presencia de un ninja en el pueblo.
Adoptar una tapadera realista, como por ejemplo la de un simple comerciante interesado en adquirir una propiedad en el pueblo; de este modo se adopta un papel verosímil y atractivo. Realizar la recolección de información en los lugares comunes y concurridos del pueblo; la plaza, los comercios, la taberna. Sobornar, persuadir o intimidar —preferencia según la situación— a los lugareños. Priorizar la taberna durante la tarde o la noche, pagar unas cuantas rondas a los parroquianos para aflojarles la lengua. Mantener siempre un perfil bajo y actitud discreta.
De ser necesario, desplegar un señuelo para atraer a los objetivos; por ejemplo, comentar entre los lugareños que el ninja está guardando un valioso cargamento en su habitación, o exponerse abiertamente como un personaje acaudalado que sería el perfecto objetivo para los criminales. Si los criminales muerden el anzuelo, vigilar sus movimientos discretamente y, de ser posible, seguirles hasta su escondite. Siempre sin entablar conflicto directo ni revelar la verdadera identidad del ninja.
Una vez descubierto el lugar, el envío del mensaje a la Villa podría realizarse fácilmente mediante el empleo de la técnica Gentoushin no Jutsu, habiendo avisado previamente de que se establecería contacto a los tres o cuatro días de partir. Mientras se esperan refuerzos, vigilar a los objetivos con la máxima discreción y, por encima de todo, no intervenir en combate directo ni realizar ninguna actuación que pudiera poner en compromiso la tapadera o alertar a los criminales de la presencia de un ninja en el pueblo.