17/01/2018, 15:13
—¿Es que acaso osáis irrumpir en esta mi morada con tan sencillas y pobres pretensiones?
Aquello fue la contestación que el extraño ser había utilizado contra el argumento de Datsue. Y Eri ahogó de nuevo un grito, sin embargo, el sonido de algo metálico crujiendo la sacó de su estado de pánico absoluto e hizo que sus orbes azulados se posasen en el trono donde Yogo-sama estaba sentado. Aquello hizo que la kunoichi se fijase en los tubos que salían del mismo hasta la pared de detrás del asiento y se perdían allí.
Había algo más allá de aquella pared.
Sus piernas temblaron cuando Yogo-sama volvió a hablar, esta vez para dirigirse especialmente a Datsue. Eri no pudo evitar mirarle, contestando al maestro del anciano con un par de palabras y una muestra de, ¿valentía? O de estupidez.
Aquello fue la contestación que el extraño ser había utilizado contra el argumento de Datsue. Y Eri ahogó de nuevo un grito, sin embargo, el sonido de algo metálico crujiendo la sacó de su estado de pánico absoluto e hizo que sus orbes azulados se posasen en el trono donde Yogo-sama estaba sentado. Aquello hizo que la kunoichi se fijase en los tubos que salían del mismo hasta la pared de detrás del asiento y se perdían allí.
Había algo más allá de aquella pared.
Sus piernas temblaron cuando Yogo-sama volvió a hablar, esta vez para dirigirse especialmente a Datsue. Eri no pudo evitar mirarle, contestando al maestro del anciano con un par de palabras y una muestra de, ¿valentía? O de estupidez.