18/01/2018, 12:57
Para su alivio, a Ayame no le había sentado mal que hablase sobre el bijū que estaba sellado en su interior. Daruu suspiró, aliviado. A continuación, Kōri les dijo que les esperaría a la entrada de la villa. Daruu no entendió por qué no iba con ellos directamente, e incluso se sintió un poco molesto porque desapareciera sin dejar rastro en un momento, dejándolos allá colgados.
—Hermano tonto...
—¿Por qué es siempre así de...? Joder, iba a decir frío, pero es que es verdad. No puedo hablar de Kōri-sensei sin hacer un chiste —dijo Daruu—. ¿Por qué no nos acompaña?
»En fin, será mejor que cojamos los suficientes enseres para que no tengamos que parar a descansar en ese sitio tuyo tan odiado, ¿eh? —comentó, refiriéndose a Shinogi-To, y dándole una palmada amistosa a Ayame en la espalda—. Venga, va, vamos a comprar comida y bebida para el viaje.
Daruu apareció en la entrada de la aldea cargado con una mochila mediana con una botella grande de agua y un par de sándwiches de york y queso. Kōri-sensei ya estaba allí, esperándolos, tal y como había dicho, y Ayame tamb...
—Esto... Ayame, ¿por qué has cogido una mochila tan gran...? —Se detuvo al detectar un brillo de aviso en los ojos de Kōri—. Bueno, déjalo. Oye, que he tenido una idea mientras cogía las cosas.
»Si Ayame y yo vamos con uno de mis pájaros de caramelo y Kōri-sensei invoca a uno de sus búhos, probablemente llegaremos antes y en mejor forma. Así tampoco tendremos que parar en Shinogi-To, y en todo caso podremos descansar en Coladragón.
Desvió la mirada, vergonzoso. Lo siguiente era una suposición atrevida.
—Tampoco es que sea un experto en... estas cosas, es mi primera misión de rango C, pero... —comenzó—. Se me ha ocurrido que quizás si tomamos algo en Coladragón podemos hacer alguna averiguación sobre Shiruuba.
—Hermano tonto...
—¿Por qué es siempre así de...? Joder, iba a decir frío, pero es que es verdad. No puedo hablar de Kōri-sensei sin hacer un chiste —dijo Daruu—. ¿Por qué no nos acompaña?
»En fin, será mejor que cojamos los suficientes enseres para que no tengamos que parar a descansar en ese sitio tuyo tan odiado, ¿eh? —comentó, refiriéndose a Shinogi-To, y dándole una palmada amistosa a Ayame en la espalda—. Venga, va, vamos a comprar comida y bebida para el viaje.
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Daruu apareció en la entrada de la aldea cargado con una mochila mediana con una botella grande de agua y un par de sándwiches de york y queso. Kōri-sensei ya estaba allí, esperándolos, tal y como había dicho, y Ayame tamb...
—Esto... Ayame, ¿por qué has cogido una mochila tan gran...? —Se detuvo al detectar un brillo de aviso en los ojos de Kōri—. Bueno, déjalo. Oye, que he tenido una idea mientras cogía las cosas.
»Si Ayame y yo vamos con uno de mis pájaros de caramelo y Kōri-sensei invoca a uno de sus búhos, probablemente llegaremos antes y en mejor forma. Así tampoco tendremos que parar en Shinogi-To, y en todo caso podremos descansar en Coladragón.
Desvió la mirada, vergonzoso. Lo siguiente era una suposición atrevida.
—Tampoco es que sea un experto en... estas cosas, es mi primera misión de rango C, pero... —comenzó—. Se me ha ocurrido que quizás si tomamos algo en Coladragón podemos hacer alguna averiguación sobre Shiruuba.