18/01/2018, 22:52
El sin pelo preguntó a Tomohiro si sabía por dónde habrían de empezar a buscar, o si bien tenía alguna pista de por donde habían de empezar tan solo, ya fuese una casa, un edificio o lo que fuese. La kunoichi complementó la duda lanzada al hombre preguntando si recordaba el último lugar donde fue vista. Curiosamente, para ambas preguntas había una misma respuesta, aunque lamentablemente a éstas horas pocas respuestas iban a poder encontrar...
—Claro, el mejor lugar para empezar a preguntar puede ser sin duda el colegio donde estudia mi hija, que es el colegio donde estudiaba ella. Lo malo es que a éstas horas no vais a encontrar a nadie, como mucho al conserje si es que aún anda despierto.
A las horas que eran, los mas ancianos habitualmente ya andaban si no en la cama, a punto de meterse en ella. Una verdad universal, que pocas excepciones muestra. El hombre se encogió de hombros, y rápidamente se llevó la mano al mentón, meditando en qué otro lugar podían investigar un poco los chicos. Poco mas tarde, el hombre chasqueó los dedos, vislumbrado por una fugaz idea.
—¡Claro! —exclamó —Mi hija me dijo que su padre trabajaba en la iglesia, que su amiga casi siempre le hacía destellos con un espejo desde lo mas alto. Quizás podáis preguntar directamente a su padre, o investigar la iglesia. Eso ya lo dejo en vuestras manos... aunque yo no me acercaría mucho a esa iglesia, da un miedo atroz.
»Si optáis por mirar en el colegio, os puedo acompañar, está dirección a mi casa, me pilla de paso. Eso si, me tendréis que devolver los caballos, deben descansar en las cuadras. No habrá problema para el regreso, yo mismo os acompañaré en cuanto me aviséis.
—Claro, el mejor lugar para empezar a preguntar puede ser sin duda el colegio donde estudia mi hija, que es el colegio donde estudiaba ella. Lo malo es que a éstas horas no vais a encontrar a nadie, como mucho al conserje si es que aún anda despierto.
A las horas que eran, los mas ancianos habitualmente ya andaban si no en la cama, a punto de meterse en ella. Una verdad universal, que pocas excepciones muestra. El hombre se encogió de hombros, y rápidamente se llevó la mano al mentón, meditando en qué otro lugar podían investigar un poco los chicos. Poco mas tarde, el hombre chasqueó los dedos, vislumbrado por una fugaz idea.
—¡Claro! —exclamó —Mi hija me dijo que su padre trabajaba en la iglesia, que su amiga casi siempre le hacía destellos con un espejo desde lo mas alto. Quizás podáis preguntar directamente a su padre, o investigar la iglesia. Eso ya lo dejo en vuestras manos... aunque yo no me acercaría mucho a esa iglesia, da un miedo atroz.
»Si optáis por mirar en el colegio, os puedo acompañar, está dirección a mi casa, me pilla de paso. Eso si, me tendréis que devolver los caballos, deben descansar en las cuadras. No habrá problema para el regreso, yo mismo os acompañaré en cuanto me aviséis.