23/01/2018, 18:01
Uzumaki y Uchiha se ofrecieron como señuelo mientras el profesional acababa con el trabajo, y por ello la kunoichi del grupo recibió un golpe que, aunque se podía esperar; no quiso notar en su propia piel, pero lo sintió, y vaya si lo sintió. La joven salió disparada contra la mesa repleta de pergaminos que había visto antes, partiéndola en dos y dejándose la espalda en el intento. Con los ojos cerrados y una mueca de dolor surcándole la cara, apretando los puños para aminorar en vano el dolor.
Akame, pro su parte, dejó al horrible ser con la palabra en la boca cuando, de un corte seco, acabó con aquello que alimentaba a Yogo. Sonidos que retumbaban en la habitación y un chirrido a continuación, hasta que...
—¡Hay que salir de aquí! ¡Se va a venir abajo! —exclamó Akame mientras corría a socorrer a Datsue. Eri, aún mareada por el golpe y con la visión borrosa, se levantó como buenamente pudo, apoyándose primero en su mano izquierda, luego la derecha, y con un soberano esfuerzo, se sujetó sobre sus dos piernas y comenzó a caminar a toda prisa hasta el hueco de la pared por donde habían entrado.
Sin embargo, no pudo evitar girarse, queriendo decir algo, pero calló, viéndose incapaz de ayudar a Akame con Datsue.
—Vamos chicos... —alentó la chica.
Akame, pro su parte, dejó al horrible ser con la palabra en la boca cuando, de un corte seco, acabó con aquello que alimentaba a Yogo. Sonidos que retumbaban en la habitación y un chirrido a continuación, hasta que...
—¡Hay que salir de aquí! ¡Se va a venir abajo! —exclamó Akame mientras corría a socorrer a Datsue. Eri, aún mareada por el golpe y con la visión borrosa, se levantó como buenamente pudo, apoyándose primero en su mano izquierda, luego la derecha, y con un soberano esfuerzo, se sujetó sobre sus dos piernas y comenzó a caminar a toda prisa hasta el hueco de la pared por donde habían entrado.
Sin embargo, no pudo evitar girarse, queriendo decir algo, pero calló, viéndose incapaz de ayudar a Akame con Datsue.
—Vamos chicos... —alentó la chica.