23/01/2018, 19:29
Los médicos habrían tomado un lugar en la mesa y Saigo comenzaría a dar las gracias por el trabajo que habían realizado. Karamaru se iría acercando a la mesa mientras tanto para tomar un poco de comida. Un poco de calma para todos, después de una fuerte tormenta.
Después de un discreto gesto, la palabra pasaría a Ryu, cuya salud parecía haber dado un giro de 180° pues ahora su energía inundaba cada rincón de la sala.
—Manase Mogura, no hay nada que agrad-
Estaba a punto de realizar una reverencia cuando su mano fue estrechada con gran entusiasmo por el shinobi. Ni siquiera tuvo tiempo de siquiera corresponder el apretón de manos.
Posteriormente los genin fueron informados de la situación en la que se encontraban los involucrados en aquella misión, como inició todo y finalmente como terminaron ahí, entonces se les dio la oportunidad para dejar las cosas como estaban y volver a Amegakure con Aki; o quedarse y asistir a los que se encontraban todavía realizando la misión.
Bebió un sorbo de té mientras escuchaba las palabras de sus compañeros y la posterior intervención de Saigo aclarando algunos puntos con respecto a lo que involucraría su permanencia en aquella base.
—Esto no es ninguna votación.
Intervino, dejando la taza con té sobre la mesa. Si alguno esperaba que Mogura se pusiese de su lado, estaba lejos de estar acertado.
—No estamos en ninguna democracia, estamos en medio de una misión.
Le dedicó una marcada mirada a ambos, según su propio criterio, ninguno de los tres tenía poder alguno de decisión sobre lo que había que hacer. El daimyo del País de la Tierra habría bajado una interesante cantidad de dinero para defender sus intereses económicos, aquellos enemigos asaltaban las caravanas que viajaban a los pueblos de su territorio.
—Los tres hemos sido advertidos al momento en que se nos entregó el pergamino de los riesgos que involucraba esta clase de trabajo.
Y ni hablar de la gente que se encontraba tirada en un catre a pocos metros de los tres sanos muchachos a los que se le ofrecía regresar a casa.
—Hay un montón de gente esperando ser atendida en la otra sala, ahí están todos los refuerzos que se pueden necesitar.
Y cuanto antes los pudiese hacer caminar por sus propios medios, mejor para todos.
Después de un discreto gesto, la palabra pasaría a Ryu, cuya salud parecía haber dado un giro de 180° pues ahora su energía inundaba cada rincón de la sala.
—Manase Mogura, no hay nada que agrad-
Estaba a punto de realizar una reverencia cuando su mano fue estrechada con gran entusiasmo por el shinobi. Ni siquiera tuvo tiempo de siquiera corresponder el apretón de manos.
Posteriormente los genin fueron informados de la situación en la que se encontraban los involucrados en aquella misión, como inició todo y finalmente como terminaron ahí, entonces se les dio la oportunidad para dejar las cosas como estaban y volver a Amegakure con Aki; o quedarse y asistir a los que se encontraban todavía realizando la misión.
Bebió un sorbo de té mientras escuchaba las palabras de sus compañeros y la posterior intervención de Saigo aclarando algunos puntos con respecto a lo que involucraría su permanencia en aquella base.
—Esto no es ninguna votación.
Intervino, dejando la taza con té sobre la mesa. Si alguno esperaba que Mogura se pusiese de su lado, estaba lejos de estar acertado.
—No estamos en ninguna democracia, estamos en medio de una misión.
Le dedicó una marcada mirada a ambos, según su propio criterio, ninguno de los tres tenía poder alguno de decisión sobre lo que había que hacer. El daimyo del País de la Tierra habría bajado una interesante cantidad de dinero para defender sus intereses económicos, aquellos enemigos asaltaban las caravanas que viajaban a los pueblos de su territorio.
—Los tres hemos sido advertidos al momento en que se nos entregó el pergamino de los riesgos que involucraba esta clase de trabajo.
Y ni hablar de la gente que se encontraba tirada en un catre a pocos metros de los tres sanos muchachos a los que se le ofrecía regresar a casa.
—Hay un montón de gente esperando ser atendida en la otra sala, ahí están todos los refuerzos que se pueden necesitar.
Y cuanto antes los pudiese hacer caminar por sus propios medios, mejor para todos.
Hablo - Pienso