24/01/2018, 18:52
Aunque Datsue parecía interesado en saber si seguía algo de Yogo en la casa, Akame pensó en otros asuntos, como explicarle al señor Takeda lo que había ocurrido y lo que realmente estaba pasando con su mansión. Eri suspiró y se llevó ambas manos a la cara, la verdad es que sus ganas de hablar con el señor Takeda eran bastante lejanas a las ganas que tenía de descansar.
—Bueno, yo iré, si queréis quedaos vosotros examinando la casa —se ofreció Eri, y cuando se levantó, un dolor la atravesó de arriba a abajo —. ¿Y-y si vamos los tres? O sea, por si acaso pasa algo en la casa todavía, ¿no será mejor que nos mantengamos juntos cual equipo? —preguntó al más puro estilo Datsue.
Luego dejó caer su mirada.
—Vale, voy yo, nos reuniremos en la posada —concluyó, subiendo las escaleras y perdiéndose por el pasillo que daba a la entrada de la casa.
—Bueno, yo iré, si queréis quedaos vosotros examinando la casa —se ofreció Eri, y cuando se levantó, un dolor la atravesó de arriba a abajo —. ¿Y-y si vamos los tres? O sea, por si acaso pasa algo en la casa todavía, ¿no será mejor que nos mantengamos juntos cual equipo? —preguntó al más puro estilo Datsue.
Luego dejó caer su mirada.
—Vale, voy yo, nos reuniremos en la posada —concluyó, subiendo las escaleras y perdiéndose por el pasillo que daba a la entrada de la casa.