24/01/2018, 23:56
(Última modificación: 24/01/2018, 23:58 por Uchiha Datsue.)
Datsue no pudo evitar sonreírse cuando Eri aseguró que había aprendido del mejor. Algunos no lo tomarían como un cumplido —pues al fin y al cabo le estaba llamando mentiroso—, pero para el Uchiha fue como música para sus oídos.
Tras despedirse, los dos varones del equipo se quedaron investigando la vivienda. Por suerte para sus nervios, nada hallaron ni nada encontraron. Desde la caída de Yogo, toda parecía en calma, inerte. Los somieres no se abalanzaban de forma asesina contra los invitados, ni estaban poseídos por una maligna y nauseabunda aura de chakra. Tampoco los armarios parecían tener vida propia, ni las mesas, ni las sillas… Nada.
Ante tales buenas noticias, los dos Uchihas decidieron poner rumbo a la posada. Caminaban despacio, balanceando lo justo y necesario las manos, pues cada movimiento les recordaba lo que acababan de vivir con un pinchazo de dolor.
Afuera, todo parecía igual, ajeno a la aventura casi suicida que habían vivido los tres ninjas. Incluso el viento otoñal se había calmado, quedando solo un leve frescor y un tono amoratado en el cielo al caer el sol.
Aprovechando que Eri no estaba —tenía una reputación que mantener—, aprovechó para agradecer el gesto de Akame. Carraspeó.
—Te debo una por lo de antes… —murmuró, manteniendo la vista al frente—. Casi no la cuento.
Era importante agradecer a quien te salvaba la vida. Especialmente, porque de lo contrario igual no te salvaban una segunda vez.
Tras despedirse, los dos varones del equipo se quedaron investigando la vivienda. Por suerte para sus nervios, nada hallaron ni nada encontraron. Desde la caída de Yogo, toda parecía en calma, inerte. Los somieres no se abalanzaban de forma asesina contra los invitados, ni estaban poseídos por una maligna y nauseabunda aura de chakra. Tampoco los armarios parecían tener vida propia, ni las mesas, ni las sillas… Nada.
Ante tales buenas noticias, los dos Uchihas decidieron poner rumbo a la posada. Caminaban despacio, balanceando lo justo y necesario las manos, pues cada movimiento les recordaba lo que acababan de vivir con un pinchazo de dolor.
Afuera, todo parecía igual, ajeno a la aventura casi suicida que habían vivido los tres ninjas. Incluso el viento otoñal se había calmado, quedando solo un leve frescor y un tono amoratado en el cielo al caer el sol.
Aprovechando que Eri no estaba —tenía una reputación que mantener—, aprovechó para agradecer el gesto de Akame. Carraspeó.
—Te debo una por lo de antes… —murmuró, manteniendo la vista al frente—. Casi no la cuento.
Era importante agradecer a quien te salvaba la vida. Especialmente, porque de lo contrario igual no te salvaban una segunda vez.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado