27/01/2018, 17:19
Kaido también se levantó como un rayo, pero éste no se despidió de nadie. Abandonó aquel local más rápido que una centella y una vez fuera se cubriría con su capa de lluvia.
Entonces, se decantó por escuchar a Daruu tan atentamente como su animosidad se lo permitía. Asentía paulatinamente según lo que fuera diciendo el pelopincho, sin ánimos de llevarle la contraria. Realmente, no tenía por qué. Lo más sensato era planificar tal y como él lo sugería: recabar los suficientes suministros para el viaje y abrigarse bien para no pillar un resfriado. O Hibagon intentaría sacarles los microbios a punta de...
bueno, ya ustedes saben.
—Ropa de invierno, suministros. Entendido —dijo, convencido—. ¿cuándo quieres partir, hoy mismo?
Ni se molestó en hablar de supersticiones. Si tenían que parar en la ciudad fantasma, no iba a preocuparse por ello. No esa vez, al menos.
Entonces, se decantó por escuchar a Daruu tan atentamente como su animosidad se lo permitía. Asentía paulatinamente según lo que fuera diciendo el pelopincho, sin ánimos de llevarle la contraria. Realmente, no tenía por qué. Lo más sensato era planificar tal y como él lo sugería: recabar los suficientes suministros para el viaje y abrigarse bien para no pillar un resfriado. O Hibagon intentaría sacarles los microbios a punta de...
bueno, ya ustedes saben.
—Ropa de invierno, suministros. Entendido —dijo, convencido—. ¿cuándo quieres partir, hoy mismo?
Ni se molestó en hablar de supersticiones. Si tenían que parar en la ciudad fantasma, no iba a preocuparse por ello. No esa vez, al menos.