29/01/2018, 19:05
(Última modificación: 29/01/2018, 22:44 por Uchiha Akame.)
«¡Bingo!»
Una sonrisa de soberbia se dibujó en los labios del Kage Bunshin cuando, con manos expertas y gran pericia, cortó el último cable de aquel intrincado entramado de hilos y papeletas explosivas destinado a borrar de la faz de Oonindo todo y a todos los que se encontraran con la vista del crimen que se había cometido en la cabaña. Sin embargo, ahora era aquel Clon de Sombras de Akame el que iba a ganar acceso a semejante información.
El segundo Kage Bunshin soltó el pomo de la puerta que había estado sujetando durante unos minutos y se secó el sudor que le caía por la frente con el dorso de su mano zurda. «Joder, eso estuvo cerca», se dijo. Y con esas mismas, hubo un característico "puf" y el clon desapareció.
Por su parte, el Kage Bunshin sobreviviente se apresuró a indagar en la habitación. Tomó primero la carpeta con los documentos y se la colocó bajo el brazo; ya tendría tiempo de revisarlos más tarde. Después se acercó al uniforme y cacheó rápidamente las prendas en busca de cualquier cosa que pudiera tener en los bolsillos. Por último, haría lo mismo con el cadáver; aunque sin perder demasiado tiempo.
Mientras, afuera, la información del éxito de su clon desactivando la trampa llegó al Uchiha creador justo cuando una tropa de hombres, ataviados con el mismo tipo de uniforme que había visto colgando en la habitación del muerto, se aproximaba peligrosamente en dirección a la cabaña.
—Mierda —masculló—. Shinjaka-san, creo que nuestro objetivo está muerto, asesinado hace un par de días. Mi clon acaba de desactivar una trampa que alguien colocó para volar toda la cabaña por los aires en caso de que se descubriese el cadáver. Ahora mismo estará registrando la habitación... Tenemos que ganar tiempo.
Los ojos del verdadero Akame se movieron, raudos, para intentar contar el número de personas que se dirigían hacia la casa. Un enfrentamiento directo era lo último que quería, pero si no tenía más remedio, los mataría uno a uno. Según había podido observar sus clones, la llave de la puerta principal estaba metida en la cerradura por dentro, de modo que era de esperar que a los recién llegados les tomara algún tiempo abrirla.
Si el bueno de Shinjaka no sugería otra cosa, Akame pasaría a la acción con un discreto "espérame aquí". El Uchiha formaría un único sello y desaparecería en un parpadeo. Shinjaka podría verlo, un instante después, ubicado en el lateral de la cabaña contigua a la del fallecido. Una vez allí buscaría escalar discretamente al techo de la casa para así tener una visión directa de la ventana que daba a la habitación donde estaba el cadáver.
¿Sus intenciones? Establecer una clara línea visual con el clon y advertirle de los inesperados invitados.
Una sonrisa de soberbia se dibujó en los labios del Kage Bunshin cuando, con manos expertas y gran pericia, cortó el último cable de aquel intrincado entramado de hilos y papeletas explosivas destinado a borrar de la faz de Oonindo todo y a todos los que se encontraran con la vista del crimen que se había cometido en la cabaña. Sin embargo, ahora era aquel Clon de Sombras de Akame el que iba a ganar acceso a semejante información.
El segundo Kage Bunshin soltó el pomo de la puerta que había estado sujetando durante unos minutos y se secó el sudor que le caía por la frente con el dorso de su mano zurda. «Joder, eso estuvo cerca», se dijo. Y con esas mismas, hubo un característico "puf" y el clon desapareció.
Por su parte, el Kage Bunshin sobreviviente se apresuró a indagar en la habitación. Tomó primero la carpeta con los documentos y se la colocó bajo el brazo; ya tendría tiempo de revisarlos más tarde. Después se acercó al uniforme y cacheó rápidamente las prendas en busca de cualquier cosa que pudiera tener en los bolsillos. Por último, haría lo mismo con el cadáver; aunque sin perder demasiado tiempo.
Mientras, afuera, la información del éxito de su clon desactivando la trampa llegó al Uchiha creador justo cuando una tropa de hombres, ataviados con el mismo tipo de uniforme que había visto colgando en la habitación del muerto, se aproximaba peligrosamente en dirección a la cabaña.
—Mierda —masculló—. Shinjaka-san, creo que nuestro objetivo está muerto, asesinado hace un par de días. Mi clon acaba de desactivar una trampa que alguien colocó para volar toda la cabaña por los aires en caso de que se descubriese el cadáver. Ahora mismo estará registrando la habitación... Tenemos que ganar tiempo.
Los ojos del verdadero Akame se movieron, raudos, para intentar contar el número de personas que se dirigían hacia la casa. Un enfrentamiento directo era lo último que quería, pero si no tenía más remedio, los mataría uno a uno. Según había podido observar sus clones, la llave de la puerta principal estaba metida en la cerradura por dentro, de modo que era de esperar que a los recién llegados les tomara algún tiempo abrirla.
Si el bueno de Shinjaka no sugería otra cosa, Akame pasaría a la acción con un discreto "espérame aquí". El Uchiha formaría un único sello y desaparecería en un parpadeo. Shinjaka podría verlo, un instante después, ubicado en el lateral de la cabaña contigua a la del fallecido. Una vez allí buscaría escalar discretamente al techo de la casa para así tener una visión directa de la ventana que daba a la habitación donde estaba el cadáver.
¿Sus intenciones? Establecer una clara línea visual con el clon y advertirle de los inesperados invitados.