1/02/2018, 17:36
La kunoichi todavía era incapaz de creérselo del todo, y es que después de haber sido llamada al Edificio del Uzukage todo lo que ocurrió tras ello le sonó como algo lejano, algo que no les ocurría a personas como ella. Pero allí estaba, con un pergamino donde estaba escrito que ellos —Uzumaki Eri e Inuzuka Nabi— habían sido los elegidos para realizar aquella misión.
Se sintió importante, como si de verdad formase parte de los ninjas de su villa y por ello habían solicitado sus servicios. No se hizo de rogar y acató todas las órdenes que fueron dirigidas hasta ella, hasta que por fin ambos abandonaron Uzushiogakure y levaron anclas hasta Taikarune, aquella cuidad que había visitado con anterioridad y donde había conocido a Juro, un genin de Kusagakure.
El viaje en barco —que se le hizo bastante corto, a su parecer— se lo había pasado mirando hacia todos lados, incluso había disfrutado como una niña pequeña cuando los delfines habían danzado al lado del navío acompañándoles en el viaje. Había disfrutado de la brisa marina que le había despeinado sus dos típicas coletas y además le había obligado a ponerse su jersey que normalmente solo llevaba en días fríos, pero ni eso era capaz de aminorar su alegre ánimo.
Y una vez en Taikarune, habiéndose quitado el jersey que ahora reposaba anudado en su cintura; tenían que subir hasta el museo para encontrarse con el dueño del mismo y el cliente de la misión, quien afirmaba que le habían robado un objeto y que ellos mismos serían los que tendrían que encontrarlo.
—Bien, Nabi, ¿estás listo? —preguntó la joven, estirando sus extremidades superiores para empezar la marcha y llegar lo antes posible al museo —. Pues manos a la obra.
Se sintió importante, como si de verdad formase parte de los ninjas de su villa y por ello habían solicitado sus servicios. No se hizo de rogar y acató todas las órdenes que fueron dirigidas hasta ella, hasta que por fin ambos abandonaron Uzushiogakure y levaron anclas hasta Taikarune, aquella cuidad que había visitado con anterioridad y donde había conocido a Juro, un genin de Kusagakure.
El viaje en barco —que se le hizo bastante corto, a su parecer— se lo había pasado mirando hacia todos lados, incluso había disfrutado como una niña pequeña cuando los delfines habían danzado al lado del navío acompañándoles en el viaje. Había disfrutado de la brisa marina que le había despeinado sus dos típicas coletas y además le había obligado a ponerse su jersey que normalmente solo llevaba en días fríos, pero ni eso era capaz de aminorar su alegre ánimo.
Y una vez en Taikarune, habiéndose quitado el jersey que ahora reposaba anudado en su cintura; tenían que subir hasta el museo para encontrarse con el dueño del mismo y el cliente de la misión, quien afirmaba que le habían robado un objeto y que ellos mismos serían los que tendrían que encontrarlo.
—Bien, Nabi, ¿estás listo? —preguntó la joven, estirando sus extremidades superiores para empezar la marcha y llegar lo antes posible al museo —. Pues manos a la obra.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)