1/02/2018, 19:57
Akame creía que estaba preparado. Había contestado a cada pregunta con seguridad y firmeza, ordenando adecuadamente sus pensamientos antes de plasmarlos en el papel. En cada letra, en cada trazo había impresa una marca de profesionalidad y orgullo. Él era el maldito Uchiha Akame de Uzushiogakure; estaba preparado para aprobar ese examen, y mil más como ese.
O eso pensó hasta que vio la siguiente prueba.
Sus ojos, nerviosos, releyeron varias veces el papel a toda velocidad. Instintivamente miró a su compañero por el rabillo del ojo; seguía allí, en su pupitre, sentado y con cara de concentración. Una vorágine incontrolable de pensamientos confusos y suposiciones de todo tipo invadió su cabeza como un enjambre de murciélagos hambrientos.
«No puede ser... Datsue-kun... ¿O tal vez sí? ¿Tal vez Zoku consiguió engañarme? ¿Y si todo lo tenían planeado? Maldita sea, como haya sido tan idiota como para...» Se interrumpió un momento, negando inconscientemente con la cabeza. «No, no puede ser. Yo lo habría sabido. ¿Y Chokichi? Ese inútil no podría hacer la O con un canuto. Pero... Joder, un ninja no debe nunca subestimar a sus enemigos. No debe descartar nada. Entonces... Entonces...»
Respiró hondo. Necesitaba tranquilizarse, pensar con frialdad. Casi le parecía escuchar el lejano pero persistente "tic, tac" de un reloj en sus oídos, contando los segundos que estaba perdiendo en aquellas elucubraciones en lugar de levantarse y atravesar a su compañero con su Oni no Migite.
«No, no, no. Esto no tiene sentido. Empecemos desde el principio.
Estábamos en un sueño. En un Genjutsu. Primero en el campamento, luego en la celda con Zoku y ahora aquí. Seguimos en el mismo Genjutsu. Joder, ni siquiera sabemos si en realidad estamos en la ilusión de Raito-sensei o es alguien que intenta engañarnos.» Se frotó las sienes con cierto nerviosismo, poco habitual en él. «Pero, si estamos en un Genjutsu, ¿cómo demonios voy a matar a Datsue-kun aquí? Esto no es real. No es real, ¡maldita sea!»
Lanzó una mirada nerviosa a su compañero, tan fugaz y breve como un destello de luz.
«Están jugando conmigo, quienes quiera que sean. Sólo quieren ver si tengo los cojones de hacer lo que dije que haría en esa pregunta.»
Trató de aferrarse a esa conclusión. No parecía mucho más descabellada que cualquier otra.
«¿Y si están intentando ponerme a prueba? ¿Ver si me dejaría engañar por cualquiera, si actuaría como un robot que sólo sigue órdenes sin tener en cuenta su propio criterio?»
En ese momento el rostro de Amedama Daruu se le vino a la mente. «Tenía razón. Ese maldito tenía razón...»
Uchiha Akame tomó su estilográfica, escribió algo en su hoja de papel y se levantó intentando aparentar la misma serenidad que antes. Cuando dejó la hoja sobre el escritorio del profesor, en ella estaban grabadas las siguientes palabras...
O eso pensó hasta que vio la siguiente prueba.
Sus ojos, nerviosos, releyeron varias veces el papel a toda velocidad. Instintivamente miró a su compañero por el rabillo del ojo; seguía allí, en su pupitre, sentado y con cara de concentración. Una vorágine incontrolable de pensamientos confusos y suposiciones de todo tipo invadió su cabeza como un enjambre de murciélagos hambrientos.
«No puede ser... Datsue-kun... ¿O tal vez sí? ¿Tal vez Zoku consiguió engañarme? ¿Y si todo lo tenían planeado? Maldita sea, como haya sido tan idiota como para...» Se interrumpió un momento, negando inconscientemente con la cabeza. «No, no puede ser. Yo lo habría sabido. ¿Y Chokichi? Ese inútil no podría hacer la O con un canuto. Pero... Joder, un ninja no debe nunca subestimar a sus enemigos. No debe descartar nada. Entonces... Entonces...»
Respiró hondo. Necesitaba tranquilizarse, pensar con frialdad. Casi le parecía escuchar el lejano pero persistente "tic, tac" de un reloj en sus oídos, contando los segundos que estaba perdiendo en aquellas elucubraciones en lugar de levantarse y atravesar a su compañero con su Oni no Migite.
«No, no, no. Esto no tiene sentido. Empecemos desde el principio.
Estábamos en un sueño. En un Genjutsu. Primero en el campamento, luego en la celda con Zoku y ahora aquí. Seguimos en el mismo Genjutsu. Joder, ni siquiera sabemos si en realidad estamos en la ilusión de Raito-sensei o es alguien que intenta engañarnos.» Se frotó las sienes con cierto nerviosismo, poco habitual en él. «Pero, si estamos en un Genjutsu, ¿cómo demonios voy a matar a Datsue-kun aquí? Esto no es real. No es real, ¡maldita sea!»
Lanzó una mirada nerviosa a su compañero, tan fugaz y breve como un destello de luz.
«Están jugando conmigo, quienes quiera que sean. Sólo quieren ver si tengo los cojones de hacer lo que dije que haría en esa pregunta.»
Trató de aferrarse a esa conclusión. No parecía mucho más descabellada que cualquier otra.
«¿Y si están intentando ponerme a prueba? ¿Ver si me dejaría engañar por cualquiera, si actuaría como un robot que sólo sigue órdenes sin tener en cuenta su propio criterio?»
En ese momento el rostro de Amedama Daruu se le vino a la mente. «Tenía razón. Ese maldito tenía razón...»
Uchiha Akame tomó su estilográfica, escribió algo en su hoja de papel y se levantó intentando aparentar la misma serenidad que antes. Cuando dejó la hoja sobre el escritorio del profesor, en ella estaban grabadas las siguientes palabras...
Sácame de este Genjutsu, dame alguna prueba de que eres Uchiha Raito y de que Uchiha Datsue es un traidor sirviente de Zoku tal y como afirmas, y lo mataré.