1/02/2018, 22:53
(Última modificación: 1/02/2018, 22:53 por Inuzuka Nabi.)
—¿Qué tanto apego siente por su pierna, Shokichi-san?
— El mismo que a cualquier parte de mi cuerpo, y daría todas ellas gustoso por salvar a un compañero. Así que, Mogura-san, haz lo que tengas que hacer.
Aquel hombre tenía el porte de un guerrero, de un ninja hecho y derecho, cada célula de su cuerpo desprendía un aura de honor y de dignidad digna de un protector.
Karamaru no tardó en reaccionar a la petición indirecta de Mogura y unos segundos más tarde entraría en escena Keisuke para repetir lo que el primer médico ya había comentado. Parar el sangrado y limpiar el área. En cuanto lo hicieran, podrían ver con mayor claridad la herida y proceder a un diagnostico más preciso.
Desde luego, como se veía en primera instancia, recuperar la movilidad de ese pie era algo tan idílico como esperar que Amegakure fuera el lugar favorito por los habitantes de Onindo para pasar el verano. Sin embargo, aquel metabolismo por encima del humano que poseía el hombre ya estaba cerrando la herida.
Tal vez, y solo tal vez, pudiesen curarsela con una sesión prolongada de ninjutsu médico, ya que éste actuaba más lento con heridas de esa gravedad. Además, no tenían las herramientas necesarias para proceder a cercenar una extremidad con la higiene y la precisión necesarias para dicha operación. Llevarla a cabo en esas condiciones era casi peor que dejarle la herida tal cual.
Claro que mantendría entretenido a Keisuke, que era el único médico con el chakra necesario para realizar la curación, durante un buen rato. Dejando a Mogura y sus habilidades médicas no ninjas a cargo de curar y examinar al resto de pacientes.
— El mismo que a cualquier parte de mi cuerpo, y daría todas ellas gustoso por salvar a un compañero. Así que, Mogura-san, haz lo que tengas que hacer.
Aquel hombre tenía el porte de un guerrero, de un ninja hecho y derecho, cada célula de su cuerpo desprendía un aura de honor y de dignidad digna de un protector.
Karamaru no tardó en reaccionar a la petición indirecta de Mogura y unos segundos más tarde entraría en escena Keisuke para repetir lo que el primer médico ya había comentado. Parar el sangrado y limpiar el área. En cuanto lo hicieran, podrían ver con mayor claridad la herida y proceder a un diagnostico más preciso.
Desde luego, como se veía en primera instancia, recuperar la movilidad de ese pie era algo tan idílico como esperar que Amegakure fuera el lugar favorito por los habitantes de Onindo para pasar el verano. Sin embargo, aquel metabolismo por encima del humano que poseía el hombre ya estaba cerrando la herida.
Tal vez, y solo tal vez, pudiesen curarsela con una sesión prolongada de ninjutsu médico, ya que éste actuaba más lento con heridas de esa gravedad. Además, no tenían las herramientas necesarias para proceder a cercenar una extremidad con la higiene y la precisión necesarias para dicha operación. Llevarla a cabo en esas condiciones era casi peor que dejarle la herida tal cual.
Claro que mantendría entretenido a Keisuke, que era el único médico con el chakra necesario para realizar la curación, durante un buen rato. Dejando a Mogura y sus habilidades médicas no ninjas a cargo de curar y examinar al resto de pacientes.