2/02/2018, 12:23
Los dos genin se pusieron manos a la obra. Eri ya había estado en Taikarune, y más concretamente en el mismo museo armamentístico al que debían dirigirse sin demora, por lo que no tenían pérdida ninguna.
Con la Uzumaki liderando la marcha, atravesaron las calles como pudieron, serpenteando entre las casas de madera y caminando casi a contracorriente de la marabunta de personas que inundaban las calles. En algún momento, entre todo aquel gentío, a los dos genin les pareció ver una sombra azul. Una persona, concretamente, que extrañamente tenía la piel y el pelo del color del océano. Pero la visión apenas duró unos segundos, antes de que el chico se sumergiera entre la gente y terminara de desaparecer como un pez en el fondo del mar.
Pronto las calles aumentaron de forma exponencial su pendiente, y los dos genin se vieron obligados a caminar cuesta arriba y entre escalones de piedra, luchando contra la gravedad. Los habitantes de Taikarune debían de tener unas buenas piernas si debían hacer recorridos similares todos los días... El castillo quedaba en lo más alto del risco, por lo que el ascenso, sin duda, se les haría largo... y cansado.
El imponente castillo aún se encontraba a varias decenas de metros por encima de ellos.
Con la Uzumaki liderando la marcha, atravesaron las calles como pudieron, serpenteando entre las casas de madera y caminando casi a contracorriente de la marabunta de personas que inundaban las calles. En algún momento, entre todo aquel gentío, a los dos genin les pareció ver una sombra azul. Una persona, concretamente, que extrañamente tenía la piel y el pelo del color del océano. Pero la visión apenas duró unos segundos, antes de que el chico se sumergiera entre la gente y terminara de desaparecer como un pez en el fondo del mar.
Pronto las calles aumentaron de forma exponencial su pendiente, y los dos genin se vieron obligados a caminar cuesta arriba y entre escalones de piedra, luchando contra la gravedad. Los habitantes de Taikarune debían de tener unas buenas piernas si debían hacer recorridos similares todos los días... El castillo quedaba en lo más alto del risco, por lo que el ascenso, sin duda, se les haría largo... y cansado.
El imponente castillo aún se encontraba a varias decenas de metros por encima de ellos.