5/02/2018, 11:57
Sin embargo, no volvieron a ver ni rastro de la persona de tez y cabellos azules, que parecía haber tomado una dirección completamente opuesta a la suya antes de desaparecer entre la multitud.
Nabi y Eri continuaron ascendiendo sin descanso por las empinadas escalinatas de Taikarune y, tras casi una larga y extenuante media hora, llegaron al fin a suelo llano. Y allí estaba, como si estuviera esperándolos, el enorme castillo de piedra alzaba sus torreones hacia el cielo, como si quisiera llegar a tocarlo. Pese a la conocida fama del museo y la majestuosidad del edificio, no había mucha gente en lo alto del risco (y la poca que había se dedicaba a contemplar las vistas que tenían desde aquella privilegiada posición o el exterior del castillo). Y la razón era sencilla, los enormes portones estaban cerrados, con dos guardias flanqueando la entrada con diligente rigidez y un hombre entallado hablando con ellos. En lo alto del edificio un enorme cartel rezaba de la siguiente manera:
Eso era el siguiente Hoyōbi, era más que probable que Tsuwamono Tono quisiera recuperar el arma robada antes de abrir las puertas al público.
Nabi y Eri continuaron ascendiendo sin descanso por las empinadas escalinatas de Taikarune y, tras casi una larga y extenuante media hora, llegaron al fin a suelo llano. Y allí estaba, como si estuviera esperándolos, el enorme castillo de piedra alzaba sus torreones hacia el cielo, como si quisiera llegar a tocarlo. Pese a la conocida fama del museo y la majestuosidad del edificio, no había mucha gente en lo alto del risco (y la poca que había se dedicaba a contemplar las vistas que tenían desde aquella privilegiada posición o el exterior del castillo). Y la razón era sencilla, los enormes portones estaban cerrados, con dos guardias flanqueando la entrada con diligente rigidez y un hombre entallado hablando con ellos. En lo alto del edificio un enorme cartel rezaba de la siguiente manera:
JORNADA DE PUERTAS ABIERTAS
EXPOSICIÓN DE ARMAS DEL ŌNINDO ANTIGUO DESDE EL 11 DE PRIMERA FLOR DEL AÑO 218
EXPOSICIÓN DE ARMAS DEL ŌNINDO ANTIGUO DESDE EL 11 DE PRIMERA FLOR DEL AÑO 218
Eso era el siguiente Hoyōbi, era más que probable que Tsuwamono Tono quisiera recuperar el arma robada antes de abrir las puertas al público.