8/02/2018, 11:12
Con la desaparición de Shiruuba, Daruu se había mantenido en silencio mientras los hermanos entablaban una pequeña discusión sobre ella, sus motivos y el plan que trazarían a continuación. Junto a ellos, el muchacho comenzó a recorrer el puente. Sólo intervino en el debate cuando las preguntas de Ayame parecían estar a punto de caer en un saco roto.
—Probablemente deberíamos, precisamente, tener cuidado con esa gente que sigue aquí encerrada —dijo—. Ponte de su parte por un momento. En el mundo real, tu cuerpo está muerto. No tienes un sitio donde volver. En este libro, tienes la conciencia y el alma atrapada eternamente, pero estás vivo. Y probablemente feliz, después de tanto tiempo, si te has acostumbrado.
»No es diferente de mudarse a otro lugar. Pierdes a tus amigos, a tu familia, pero al final te acostumbras, y más si te dan todo lo que pudieras querer.
Daruu echó una mirada al cielo. Sonrió.
—En ese sentido, me considero afortunado de ser un soso sin pretensiones —dijo—. Vivo bien, tenemos un negocio familiar. Estoy bien con mi madre. Me gusta la aldea. ¿Qué coño podría querer? Na, gracias, no me vas a convencer, vieja asquerosa.
—Probablemente deberíamos, precisamente, tener cuidado con esa gente que sigue aquí encerrada —dijo—. Ponte de su parte por un momento. En el mundo real, tu cuerpo está muerto. No tienes un sitio donde volver. En este libro, tienes la conciencia y el alma atrapada eternamente, pero estás vivo. Y probablemente feliz, después de tanto tiempo, si te has acostumbrado.
»No es diferente de mudarse a otro lugar. Pierdes a tus amigos, a tu familia, pero al final te acostumbras, y más si te dan todo lo que pudieras querer.
Daruu echó una mirada al cielo. Sonrió.
—En ese sentido, me considero afortunado de ser un soso sin pretensiones —dijo—. Vivo bien, tenemos un negocio familiar. Estoy bien con mi madre. Me gusta la aldea. ¿Qué coño podría querer? Na, gracias, no me vas a convencer, vieja asquerosa.