12/02/2018, 13:05
El dueño del bar se acercó a la muchacha y le revolvió los cabellos.
—No te preocupes, corazón —dijo—. Yo llegué aquí hace mucho tiempo. No sé qué tuve que hacer en la otra vida, pero se ve que me gané el cielo.
Daruu enarcó una ceja.
«Esta gente de veras cree que está en un paraíso...» Daruu cerró los puños con fuerza. «¿Cuánto ha tenido que pasar para que haya perdido completamente la memoria?»
Entonces, algo golpeó a Daruu. ¿Y si el tiempo pasaba allí más lento que en exterior? Por cómo hablaba aquél hombre, llevaba años viviendo allí, y eso no sería posible dado que Amegakure había mantenido un contacto regular con Shiruuba hasta hacía, probablemente, algunos años. Pero menos desde luego de los que se necesitaba para aseverar que no recordaba su "otra vida".
—Y bueno, muchacho, no somos más que quizás unos quince, dieciséis. Es un lugar muy privilegiado, así que supongo que la Diosa no admite a mucha gente...
«¿¡La Diosa!?»
—Hey, chico, el de la cara de enfado. Tranquilo, muchos reaccionan así al venir. No se creen lo que les ha pasado, y no paran decir tonterías sobre un brillo cegador. ¡Es la luz del túnel, claro! Pero qué se le va a hacer... Bueno, ¿queréis comida y bebida? Pedid lo que queráis. Seguro que está en el almacén.
El estómago de Daruu rugió.
Arrugó el morro y pronunció, con asco:
—Una pizza carbonara.
«Cualquier cosa, ¿no? Vamos, Shiruuba, dame mi puta pizza. Ya que tengo que soportar tus gilipolleces voy a soportarlas como tu invitado de lujo.»
—¡Claro! —respondió el camarero, sin darle mayor importancia ni cuestionar el pedido.
—Y un tanque de hidromiel pluvial. —«Esto es una locura. El alcohol ayudará»—. Cargada.
—No te preocupes, corazón —dijo—. Yo llegué aquí hace mucho tiempo. No sé qué tuve que hacer en la otra vida, pero se ve que me gané el cielo.
Daruu enarcó una ceja.
«Esta gente de veras cree que está en un paraíso...» Daruu cerró los puños con fuerza. «¿Cuánto ha tenido que pasar para que haya perdido completamente la memoria?»
Entonces, algo golpeó a Daruu. ¿Y si el tiempo pasaba allí más lento que en exterior? Por cómo hablaba aquél hombre, llevaba años viviendo allí, y eso no sería posible dado que Amegakure había mantenido un contacto regular con Shiruuba hasta hacía, probablemente, algunos años. Pero menos desde luego de los que se necesitaba para aseverar que no recordaba su "otra vida".
—Y bueno, muchacho, no somos más que quizás unos quince, dieciséis. Es un lugar muy privilegiado, así que supongo que la Diosa no admite a mucha gente...
«¿¡La Diosa!?»
—Hey, chico, el de la cara de enfado. Tranquilo, muchos reaccionan así al venir. No se creen lo que les ha pasado, y no paran decir tonterías sobre un brillo cegador. ¡Es la luz del túnel, claro! Pero qué se le va a hacer... Bueno, ¿queréis comida y bebida? Pedid lo que queráis. Seguro que está en el almacén.
El estómago de Daruu rugió.
Arrugó el morro y pronunció, con asco:
—Una pizza carbonara.
«Cualquier cosa, ¿no? Vamos, Shiruuba, dame mi puta pizza. Ya que tengo que soportar tus gilipolleces voy a soportarlas como tu invitado de lujo.»
—¡Claro! —respondió el camarero, sin darle mayor importancia ni cuestionar el pedido.
—Y un tanque de hidromiel pluvial. —«Esto es una locura. El alcohol ayudará»—. Cargada.