13/02/2018, 10:20
Pero antes de que el hombre pudiera darse media vuelta, la voz de Eri le llamó:
—¡Espere, señor!Venimos por una misión que nos encargó el señor Tsuwamono Tono y se nos hizo saber que necesitamos verle cuanto antes por este asunto —explicó, tendiéndo el pergamino de la misión—. Aquí está el documento oficial donde se nos cita.
Pero él aún tardó unos segundos en reaccionar. Sus labios, tensos como las cuerdas de un violín, habían formado una delgada línea en su rostro desencajado por la sorpresa. Al final tomó el pergamino con manos casi temblorosas, lo desenrolló y sus ojos recorrieron de un lado al otro su escritura con concentrado gesto. Su ceño fue acentuándose a cada línea, y, cuando terminó de leer, levantó la mirada del papel. Sus ojos se detuvieron en Eri, estudiándola minuciosamente de arriba abajo, después pasaron a Nabi con el mismo escrutinio. Y tensó aún más la mandíbula cuando reparó en las bandanas que ambos shinobi vestían con orgullo.
—Pido la máxima urgencia... ¡¿Y Uzushiogakure me presta a dos... NIÑOS?! ¿¡Qué clase de ofensa es esta!? —bramó, con el rostro rojo por la ira—. ¡YO soy Tsuwamono Tono! ¡El propietario del edificio más importante de toda Taikarune!
Detrás de él, los guardias se removieron en sus posiciones, claramente incómodos. Aunque uno de ellos miraba con cierta curiosidad a los dos genin.
—¡Espere, señor!Venimos por una misión que nos encargó el señor Tsuwamono Tono y se nos hizo saber que necesitamos verle cuanto antes por este asunto —explicó, tendiéndo el pergamino de la misión—. Aquí está el documento oficial donde se nos cita.
Pero él aún tardó unos segundos en reaccionar. Sus labios, tensos como las cuerdas de un violín, habían formado una delgada línea en su rostro desencajado por la sorpresa. Al final tomó el pergamino con manos casi temblorosas, lo desenrolló y sus ojos recorrieron de un lado al otro su escritura con concentrado gesto. Su ceño fue acentuándose a cada línea, y, cuando terminó de leer, levantó la mirada del papel. Sus ojos se detuvieron en Eri, estudiándola minuciosamente de arriba abajo, después pasaron a Nabi con el mismo escrutinio. Y tensó aún más la mandíbula cuando reparó en las bandanas que ambos shinobi vestían con orgullo.
—Pido la máxima urgencia... ¡¿Y Uzushiogakure me presta a dos... NIÑOS?! ¿¡Qué clase de ofensa es esta!? —bramó, con el rostro rojo por la ira—. ¡YO soy Tsuwamono Tono! ¡El propietario del edificio más importante de toda Taikarune!
Detrás de él, los guardias se removieron en sus posiciones, claramente incómodos. Aunque uno de ellos miraba con cierta curiosidad a los dos genin.