20/02/2018, 17:18
El Kage Bunshin salió a la caza de aquellas direcciones en mitad de la noche de Tanzaku Gai. Caminó lo suyo y, aunque la visita al primer lugar no resultó tan fructífera como había esperado, lo que vio en la segunda localización le invitó a pensar que quizás aquel sí era el sitio que andaban buscando. Tras echar una visual al terreno y contar bien el número de guardias que había fuera del templo reconstruído —cinco en total—, el Clon de Sombras se dirigió hacia la tercera y última dirección.
El plan era echar un vistazo y luego esfumarse para dejar que la valiosa información recolectada pasara a la cabeza de su creador.
Mientras, el Kage Bunshin que se había quedado junto a la cabaña del difunto mercenario advirtió que los dos tipos uniformados dejaban la residencia con el fruto de su registro; una botella de licor. Pensando que tal vez podrían llevarle a algún sitio interesante, el Kage Bunshin abandonó su escondite y volvió a la calzada.
Una vez allí pondría empeño en seguir discretamente a los dos hombres, siempre guardando una distancia prudencial de al menos veinte metros y cobijándose en las sombras de los callejones y portales aledaños de tanto en tanto.
El plan era echar un vistazo y luego esfumarse para dejar que la valiosa información recolectada pasara a la cabeza de su creador.
Mientras, el Kage Bunshin que se había quedado junto a la cabaña del difunto mercenario advirtió que los dos tipos uniformados dejaban la residencia con el fruto de su registro; una botella de licor. Pensando que tal vez podrían llevarle a algún sitio interesante, el Kage Bunshin abandonó su escondite y volvió a la calzada.
Una vez allí pondría empeño en seguir discretamente a los dos hombres, siempre guardando una distancia prudencial de al menos veinte metros y cobijándose en las sombras de los callejones y portales aledaños de tanto en tanto.