25/02/2018, 22:18
Sudado, reventado y molido como una mula a la que se hubiese fustigado hasta la extenuación, Datsue terminó de subir por la especie de pozo con el corazón palpitándole en la sien y la respiración agitada. Sin fuerzas, se dejó caer de espaldas en el suelo y tuvo que tomarse unos segundos para recobrar el aliento. «No estoy yo para estos trotes…»
Aiko, por su parte, y ayudada por su habilidad de disolverse en papeles, tuvo una escalada mucho más liviana. Le había comentado, previamente, que conocía las Llanuras de la Tempestad como la palma de su mano, y que no era tan mala ruta de escape como se podía pensar. Teniendo en cuenta lo temeraria —un adjetivo que se le quedaba corto— que era Aiko, y las veces que había muerto, fue una información que tomó con pinzas.
Siguiendo el plan del profesor, los cuatro se dirigieron hacia el campamento. La batalla, tal y como había anticipado Aiko, había caído a favor del Daimyō. Lo cual era una suerte que les favorecía. Muten Roshi levantó las manos y gritó pidiendo auxilio, y no tuvieron que esperar demasiado hasta que dos jinetes se les acercasen. Sus salvadores...
...o sus verdugos.
El Uchiha cambió el peso de una pierna a otra, tratando de contener los nervios. Acto seguido, cumplió la petición de los jinetes al instante, levantando las manos para dejarles ver que no iba armado. También había desactivado el Sharingan, instantes antes de su llegada.
—¡Gracias a los Dioses que han venido! —exclamó con todo el júbilo que pudo imprimir a su voz—. Esos cabrones… ¡casi nos matan! ¡Por poco y no la contamos! —escupió con rencor. En aquella ocasión, no tuvo que fingir—. Mi nombre es Datsue, señores —terminó por presentarse, dejando que el resto tomasen la batuta de la palabra.
Aiko, por su parte, y ayudada por su habilidad de disolverse en papeles, tuvo una escalada mucho más liviana. Le había comentado, previamente, que conocía las Llanuras de la Tempestad como la palma de su mano, y que no era tan mala ruta de escape como se podía pensar. Teniendo en cuenta lo temeraria —un adjetivo que se le quedaba corto— que era Aiko, y las veces que había muerto, fue una información que tomó con pinzas.
Siguiendo el plan del profesor, los cuatro se dirigieron hacia el campamento. La batalla, tal y como había anticipado Aiko, había caído a favor del Daimyō. Lo cual era una suerte que les favorecía. Muten Roshi levantó las manos y gritó pidiendo auxilio, y no tuvieron que esperar demasiado hasta que dos jinetes se les acercasen. Sus salvadores...
...o sus verdugos.
El Uchiha cambió el peso de una pierna a otra, tratando de contener los nervios. Acto seguido, cumplió la petición de los jinetes al instante, levantando las manos para dejarles ver que no iba armado. También había desactivado el Sharingan, instantes antes de su llegada.
—¡Gracias a los Dioses que han venido! —exclamó con todo el júbilo que pudo imprimir a su voz—. Esos cabrones… ¡casi nos matan! ¡Por poco y no la contamos! —escupió con rencor. En aquella ocasión, no tuvo que fingir—. Mi nombre es Datsue, señores —terminó por presentarse, dejando que el resto tomasen la batuta de la palabra.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado