26/02/2018, 22:10
—¿Quiénes lo saben y dónde están? ¿Él sigue en el Molino?
La mujer se adentró a la cabaña y cerró la puerta tras sí, luego se sentó, más nerviosa aún.
—Debe estarlo, sí. A mitad de la partida uno de los funcionarios que trabaja para el alcalde pidió tomar un descanso mientras Datsue renovaba su sello. El resto parece haberlo tomado como tal y salieron sin ningún reparo, pero he esperado afuera por más de quince minutos y... no nos pedían entrar. No supe qué hacer más que venir, y avisaros. Lo siento, de verdad.
—¡Joder! —exclamó, irritado—. ¿y tú escuchaste algo? ¿hablaron sobre Shinzo, o en dónde podría estar esta noche?
—Algo cuchichearon, pero nada concreto. Hablaron de negocios, de que la ciudad parecía estar protegiéndole hace un buen tiempo, pero nada más. A Datsue-kun se le veía tranquilo y confiado, pero estoy casi segura de que han visto a través de su papel. El señor Etsu sí, al menos.
—Quien iba a pensar que un hombre buenamente inmiscuido en el manejo de Tanzaku se iba a encontrar en un putero, derrochando dinero, entre malhechores —miró a Akame con reticencia y luego, al mapa—. Datsue hubiera querido que tú continuaras con el trabajo, Akame. No podemos darnos el lujo de ir a buscarle, ¿lo entiendes, verdad?
De pronto la marca perdió, de alguna forma, parte de su valor. Por suerte, no era Akame el que la había recibido.
—No. Lo siento, pero no me convence. Sencillamente no hay garantías.
Datsue vio en cámara lenta el cómo los labios del funcionario se movían, parsimoniosamente. Tan aparatado que incluso le fue sencillo desvelar sus intenciones. En cualquier momento, iba a salir desportricado por esa puerta y una vez que llamase a los guardias, no habría vuelta atrás.
Pero si el engaño de su lengua viperina no había sido suficiente para convencerle, quizás tendría que arriesgarse a usar métodos más... directos, aunque con el riesgo que conllevaba afrontarse con un hombre de apabullante voluntad en tales menesteres.
Yuramazo Etsu le vio apenas en un desliz, pero directamente a los ojos.
La mujer se adentró a la cabaña y cerró la puerta tras sí, luego se sentó, más nerviosa aún.
—Debe estarlo, sí. A mitad de la partida uno de los funcionarios que trabaja para el alcalde pidió tomar un descanso mientras Datsue renovaba su sello. El resto parece haberlo tomado como tal y salieron sin ningún reparo, pero he esperado afuera por más de quince minutos y... no nos pedían entrar. No supe qué hacer más que venir, y avisaros. Lo siento, de verdad.
—¡Joder! —exclamó, irritado—. ¿y tú escuchaste algo? ¿hablaron sobre Shinzo, o en dónde podría estar esta noche?
—Algo cuchichearon, pero nada concreto. Hablaron de negocios, de que la ciudad parecía estar protegiéndole hace un buen tiempo, pero nada más. A Datsue-kun se le veía tranquilo y confiado, pero estoy casi segura de que han visto a través de su papel. El señor Etsu sí, al menos.
—Quien iba a pensar que un hombre buenamente inmiscuido en el manejo de Tanzaku se iba a encontrar en un putero, derrochando dinero, entre malhechores —miró a Akame con reticencia y luego, al mapa—. Datsue hubiera querido que tú continuaras con el trabajo, Akame. No podemos darnos el lujo de ir a buscarle, ¿lo entiendes, verdad?
De pronto la marca perdió, de alguna forma, parte de su valor. Por suerte, no era Akame el que la había recibido.
. . .
—No. Lo siento, pero no me convence. Sencillamente no hay garantías.
Datsue vio en cámara lenta el cómo los labios del funcionario se movían, parsimoniosamente. Tan aparatado que incluso le fue sencillo desvelar sus intenciones. En cualquier momento, iba a salir desportricado por esa puerta y una vez que llamase a los guardias, no habría vuelta atrás.
Pero si el engaño de su lengua viperina no había sido suficiente para convencerle, quizás tendría que arriesgarse a usar métodos más... directos, aunque con el riesgo que conllevaba afrontarse con un hombre de apabullante voluntad en tales menesteres.
Yuramazo Etsu le vio apenas en un desliz, pero directamente a los ojos.
*La volunta de Etsu es de 50 puntos. Según la brecha de éste atributo respecto a tu inteligencia, puedes manejarte en caso de que quieras usar la única arma que te queda para no ser irremediablemente descubierto. Que funcione o no dependerá de algunos factores que me guardo, de momento.