27/02/2018, 08:43
Ayame se disculpó con él y con ella misma. Daruu estuvo a punto de decirle algo, pero en lugar de eso se calló y dejó que el consuelo muriese en un reconfortante silencio en el que se apretó aún más a ella.
Y pronto, en aquél sofá, ambos quedaron profundamente dormidos.
Le molestó la luz del sol. Gruñó y se tapó con la mano. De pronto, se dio cuenta de dónde y con quien estaba. Alarmado, dio unos golpecitos a Ayame en el hombro con la única mano que llegaba a ella y no estaba apresada por todo su peso dormido.
—Ayame-chan. ¡Ayame-chan! —susurró—. ¡Nos hemos quedado dormidos! —alarmó, gravemente. Si Kōri les descubría... No. No. Acababa de acordarse de todo. De dónde estaban. De qué estaba pasando. Y de qué podía pasar si seguían mucho más tiempo allí. Es curioso cómo, cuando las nimiedades de la vida parecen enmascararse bajo asuntos de vida o muerte, uno deja de prestar atención a las idioteces autoimpuestas por la máscara de la sociedad y se abre auténticamente a su corazón.
Se abrazó aún más fuerte.
—Deberíamos salir. Prefiero salir yo a que venga Kōri-sensei. Seguramente desayunemos y salgamos de aquí cuanto antes.
»Hay que seguir buscando la forma de salir de aquí.
Daruu seguía fingiendo. Era la única manera. Se le hacía antinatural y pesado, pero era la única manera.
Y pronto, en aquél sofá, ambos quedaron profundamente dormidos.
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Le molestó la luz del sol. Gruñó y se tapó con la mano. De pronto, se dio cuenta de dónde y con quien estaba. Alarmado, dio unos golpecitos a Ayame en el hombro con la única mano que llegaba a ella y no estaba apresada por todo su peso dormido.
—Ayame-chan. ¡Ayame-chan! —susurró—. ¡Nos hemos quedado dormidos! —alarmó, gravemente. Si Kōri les descubría... No. No. Acababa de acordarse de todo. De dónde estaban. De qué estaba pasando. Y de qué podía pasar si seguían mucho más tiempo allí. Es curioso cómo, cuando las nimiedades de la vida parecen enmascararse bajo asuntos de vida o muerte, uno deja de prestar atención a las idioteces autoimpuestas por la máscara de la sociedad y se abre auténticamente a su corazón.
Se abrazó aún más fuerte.
—Deberíamos salir. Prefiero salir yo a que venga Kōri-sensei. Seguramente desayunemos y salgamos de aquí cuanto antes.
»Hay que seguir buscando la forma de salir de aquí.
Daruu seguía fingiendo. Era la única manera. Se le hacía antinatural y pesado, pero era la única manera.