27/02/2018, 23:50
Datsue trató de memorizarse la descripción que Etsu le hacía sobre el Centinela como si la vida le fuera en ello. Quizá, le iba más de lo que creía. Alto, fuerte, y con algo que le llamó la atención sobre el resto de cosas: una cicatriz en el cuello. «Desde luego, a simple vista no pasa desapercibido». Además, le aseguró que aquella semana se iba mudando entre dos casas, situadas en el barrio Sur.
Pero el Uchiha necesitaba más. Mucho más. Apretó un poco más la katana sobre el cuello de su víctima, haciendo que se aflojase su lengua. Y Etsu soltó, vaya que si soltó. Un complot, un golpe tan grande que de ser cierto y tener éxito, haría temblar los cimientos de Oonindo. El Centinela quería tumbar los Herreros, la fuente armamentística de las tres Grandes Villas.
Datsue soltó una carcajada, mitad histérica, mitad incrédula.
—Oh, Etsu… Y luego vas por ahí rechazando mi ayuda… Me cago en la puta, estás de mierda hasta las orejas. —Y no solo él, Datsue también. Aquello había dejado de ser un simple saldo de cuentas para convertirse en algo mucho más grande… y peligroso—. Te voy a decir lo que va a pasar —le adelantó, con mucha más seguridad de la que en realidad tenía—. Voy a salir por esa puerta, y nadie me tocará un pelo. Tú, te quedarás aquí, inmóvil y callado, y cuando entren te harán preguntas que no podrás responder. Luego, las responderás, y no te creerán. Poco después, cuando te crean, será demasiado tarde para cogerme. Así que te hago una recomendación: ni lo intentes. Deja hacer el trabajo que he venido hacer, por tu bien… y el de tu ciudad.
Sí, lo que Datsue decía tenía más sentido del que parecía, y eso era porque tenía un plan. De forma repentina, deshizo la ilusión, abalanzándose en el acto sobre Etsu. Solo necesitaba tocarlo, apenas rozarlo, e implantaría en él un Sello de Maldición Propia. Seguido de eso, un simple sello, el Carnero, y el hombre quedaría paralizado de pies a cabeza.
Continuando con su plan, y aprovechando que quedaría inmovilizado por unos minutos, el Uchiha implantaría otro sello en el hombre, el del Henge Inverso, para transformarle…
… en sí mismo. O, más bien, en Seshu Sakyū. Luego, sin detenerse, Datsue realizaría los sellos correspondientes para transformarse él en Etsu, intercambiando así los papeles. Su idea, salir por aquellas puertas como si nada hubiese pasado, bajo la apariencia del ayudante del alcalde, dejando allí tirado a un aparente Sakyū, que nada podría responder por unos momentos. Y cuando lo hiciese, todavía bajo la imagen de Sakyū, a buen seguro que le costaría gozar de la credibilidad que solía tener...
Pero el Uchiha necesitaba más. Mucho más. Apretó un poco más la katana sobre el cuello de su víctima, haciendo que se aflojase su lengua. Y Etsu soltó, vaya que si soltó. Un complot, un golpe tan grande que de ser cierto y tener éxito, haría temblar los cimientos de Oonindo. El Centinela quería tumbar los Herreros, la fuente armamentística de las tres Grandes Villas.
Datsue soltó una carcajada, mitad histérica, mitad incrédula.
—Oh, Etsu… Y luego vas por ahí rechazando mi ayuda… Me cago en la puta, estás de mierda hasta las orejas. —Y no solo él, Datsue también. Aquello había dejado de ser un simple saldo de cuentas para convertirse en algo mucho más grande… y peligroso—. Te voy a decir lo que va a pasar —le adelantó, con mucha más seguridad de la que en realidad tenía—. Voy a salir por esa puerta, y nadie me tocará un pelo. Tú, te quedarás aquí, inmóvil y callado, y cuando entren te harán preguntas que no podrás responder. Luego, las responderás, y no te creerán. Poco después, cuando te crean, será demasiado tarde para cogerme. Así que te hago una recomendación: ni lo intentes. Deja hacer el trabajo que he venido hacer, por tu bien… y el de tu ciudad.
Sí, lo que Datsue decía tenía más sentido del que parecía, y eso era porque tenía un plan. De forma repentina, deshizo la ilusión, abalanzándose en el acto sobre Etsu. Solo necesitaba tocarlo, apenas rozarlo, e implantaría en él un Sello de Maldición Propia. Seguido de eso, un simple sello, el Carnero, y el hombre quedaría paralizado de pies a cabeza.
Continuando con su plan, y aprovechando que quedaría inmovilizado por unos minutos, el Uchiha implantaría otro sello en el hombre, el del Henge Inverso, para transformarle…
… en sí mismo. O, más bien, en Seshu Sakyū. Luego, sin detenerse, Datsue realizaría los sellos correspondientes para transformarse él en Etsu, intercambiando así los papeles. Su idea, salir por aquellas puertas como si nada hubiese pasado, bajo la apariencia del ayudante del alcalde, dejando allí tirado a un aparente Sakyū, que nada podría responder por unos momentos. Y cuando lo hiciese, todavía bajo la imagen de Sakyū, a buen seguro que le costaría gozar de la credibilidad que solía tener...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado