5/03/2018, 20:15
(Última modificación: 5/03/2018, 20:17 por Uchiha Akame.)
Akame arqueó una ceja ante las palabras del herrero. No es que le irritasen, ni —tal y como parecía pretender el artesano— que le hiciesen sentir mal. Simplemente le sonaban a la triste historia de un hombre que ya se sabía en la picota; probablemente, así fuera. Si él mismo estaba tan convencido de ello, ¿quién era Akame para dudarlo? Otra cosa es que aquel hecho fuese a cambiar un sólo ápice de su perspectiva.
Durante unos instantes se debatió entre si cortar por lo sano y mandar a tomar por culo al herrero y a su triste historia, o simplemente mostrar una cortés indiferencia. Teniendo en cuenta que el tipo tenía razón en una cosa —ya les habían descubierto—, y que todavía podía darles buena información, Akame concluyó que lo mejor sería mantenerse en términos cordiales con él. Al menos, en la medida de lo posible.
—Una lástima, herrero-san —dijo Akame con naturalidad—. Pero nosotros no hacemos las reglas.
Luego se cruzó de brazos y empezó a contar. «Yoru, Shanahime, Manusho, Tsuna, él mismo... ¿Sólo cinco? Quizás no nos está contando todo», reflexionó Akame.
—Y díganos, herrero-san, ¿nadie en Minoshi se opuso a este... desafortunado giro laboral? —quiso saber el Uchiha—. ¿Nadie le tenía gusto a la pala y el azadón?
«"La única manera de sobrevivir", dice, y los campos ahí muertos del asco... "La única manera" mis cojones, no te jode...»
Durante unos instantes se debatió entre si cortar por lo sano y mandar a tomar por culo al herrero y a su triste historia, o simplemente mostrar una cortés indiferencia. Teniendo en cuenta que el tipo tenía razón en una cosa —ya les habían descubierto—, y que todavía podía darles buena información, Akame concluyó que lo mejor sería mantenerse en términos cordiales con él. Al menos, en la medida de lo posible.
—Una lástima, herrero-san —dijo Akame con naturalidad—. Pero nosotros no hacemos las reglas.
Luego se cruzó de brazos y empezó a contar. «Yoru, Shanahime, Manusho, Tsuna, él mismo... ¿Sólo cinco? Quizás no nos está contando todo», reflexionó Akame.
—Y díganos, herrero-san, ¿nadie en Minoshi se opuso a este... desafortunado giro laboral? —quiso saber el Uchiha—. ¿Nadie le tenía gusto a la pala y el azadón?
«"La única manera de sobrevivir", dice, y los campos ahí muertos del asco... "La única manera" mis cojones, no te jode...»