12/03/2018, 17:08
...sus ojos blancos, los dulces ojos con ligero tinte púrpura en los que solía reflejarse. Aunque quizás no encontraría lo que estaba buscando sino más bien un rostro de puro terror. Las facciones de Ayame seguían recordando a las de una bestia gigante, y Daruu había estado en la Ciudad Fantasma, había visto las torres semiderruídas, y ahora la había visto a ella pulverizar un esqueleto de un plumazo.
Inconscientemente, Daruu retrocedió, viéndose incapaz siquiera de levantarse más allá de apoyar los codos en los suelos y arrastrarse como un gusano.
Tragó saliva.
Y se sintió muy pequeño.
—P-por favor. N-no me hagas daño.
Inconscientemente, Daruu retrocedió, viéndose incapaz siquiera de levantarse más allá de apoyar los codos en los suelos y arrastrarse como un gusano.
Tragó saliva.
Y se sintió muy pequeño.
—P-por favor. N-no me hagas daño.