18/03/2018, 21:25
Los demás no tardaron en contestar. Nabi seguía firmemente sus religión carnica, que parecía prohibirle consumir cualquier otro tipo de alimento. Eri, obviando la propuesta de Nabi, optó por el número uno.
— Un especial de carne por aquí, sin nada para beber, con el caldo del ramen tengo de sobra.
—El número uno y dos vasos de agua, por si acaso este cazurro necesita beber algo, gracias
La muchacha, con una inclinación, se marchó, dejando a los tres solos. Llevaría la orden a la cocinera, y esta se pondría a realizar el pedido.
— A ver si tu hermano tenía razón al recomendarnos este sitio — comentó Juro, a Eri, amablemente —. Solo espero no encontrar dentaduras en los fideos.
Un rato después — ni poco rato, ni mucho, lo entendible para ser un local tan lleno de gente —, aparecería una mujer para atenderles. Esta, para su sorpresa, era la mujer anciana que les había recibido la primera vez. En una bandeja, con una precisión de cirujano, llevaba los tres boles y los vasos de agua.
Con una sonrisa los depositaría en la mesa, asegurandose de cual era para cada uno. Y después, con otra sonrisa y un "que aproveche", se marcharía, no sin antes guiñarle el ojo a Eri.
Juro observó su bol, con algo de hambre. Al menos, olía bien.
— Bueno... ¡Que aproveche! — exclamó, aunque se contuvo. No quiso ser el primero en tocar el plato, y espero a que Nabi o Eri — probablemente Nabi — lo hiciese.
— Un especial de carne por aquí, sin nada para beber, con el caldo del ramen tengo de sobra.
—El número uno y dos vasos de agua, por si acaso este cazurro necesita beber algo, gracias
La muchacha, con una inclinación, se marchó, dejando a los tres solos. Llevaría la orden a la cocinera, y esta se pondría a realizar el pedido.
— A ver si tu hermano tenía razón al recomendarnos este sitio — comentó Juro, a Eri, amablemente —. Solo espero no encontrar dentaduras en los fideos.
Un rato después — ni poco rato, ni mucho, lo entendible para ser un local tan lleno de gente —, aparecería una mujer para atenderles. Esta, para su sorpresa, era la mujer anciana que les había recibido la primera vez. En una bandeja, con una precisión de cirujano, llevaba los tres boles y los vasos de agua.
Con una sonrisa los depositaría en la mesa, asegurandose de cual era para cada uno. Y después, con otra sonrisa y un "que aproveche", se marcharía, no sin antes guiñarle el ojo a Eri.
Juro observó su bol, con algo de hambre. Al menos, olía bien.
— Bueno... ¡Que aproveche! — exclamó, aunque se contuvo. No quiso ser el primero en tocar el plato, y espero a que Nabi o Eri — probablemente Nabi — lo hiciese.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60