24/03/2018, 17:09
El mayor de los Uchiha abandonó el refugio clandestino con la mirada alta y sin preocuparse demasiado de lo que dejaban atrás. Al fin y al cabo, aquellas dos personas ya habían cumplido su papel en el gran esquema de las cosas que estaba por forjarse; poco le importaba lo que les sucediese a partir de ese punto. Así era la vida del shinobi.
Akame avanzó a paso tranquilo pero firme mientras guiaba a su compañero por las callejuelas de Tanzaku Gai hacia la ostentosa residencia donde su Kage Bunshin había visto al ninja de las katanas y la cicatriz en el cuello. Ellos dos ya tenían un plan —aunque estaba por ver si surtiría efecto—, pero todavía había que pulir algunos detalles. Así, el genin se volvió hacia su Hermano y le habló en susurros.
—¿Cómo lo hacemos para que ese tipo se entere de que "Soroku" está aquí? —preguntó, directo como una saeta—. Debería ser lo bastante claro como para que no pueda ignorar el mensaje, parecer tan vulnerable como para que se arriesgue a salir en su busca, y pasajero para que tenga que hacerlo ya. Sin tiempo para complicarnos las cosas.
«Más de lo que ya están», pensó el Uchiha. Incluso si conseguían hacer salir a la rata de su madriguera, todavía tendrían que enfrentarla. Y a juzgar por el chakra que su Kage Bunshin había visto fluyendo dentro de aquel espadachín, no era una roedor sino un tigre.
Akame avanzó a paso tranquilo pero firme mientras guiaba a su compañero por las callejuelas de Tanzaku Gai hacia la ostentosa residencia donde su Kage Bunshin había visto al ninja de las katanas y la cicatriz en el cuello. Ellos dos ya tenían un plan —aunque estaba por ver si surtiría efecto—, pero todavía había que pulir algunos detalles. Así, el genin se volvió hacia su Hermano y le habló en susurros.
—¿Cómo lo hacemos para que ese tipo se entere de que "Soroku" está aquí? —preguntó, directo como una saeta—. Debería ser lo bastante claro como para que no pueda ignorar el mensaje, parecer tan vulnerable como para que se arriesgue a salir en su busca, y pasajero para que tenga que hacerlo ya. Sin tiempo para complicarnos las cosas.
«Más de lo que ya están», pensó el Uchiha. Incluso si conseguían hacer salir a la rata de su madriguera, todavía tendrían que enfrentarla. Y a juzgar por el chakra que su Kage Bunshin había visto fluyendo dentro de aquel espadachín, no era una roedor sino un tigre.