3/04/2018, 23:05
Akame agradeció los consejos de Hanabi con la pomposidad habitual. Su comportamiento era el esperado. El kage asintió. Pero quién le diría que el otro Uchiha seguiría sacando sorpresas del saco. Jamás habría podido preveer lo que se le venía encima.
Porque Datsue el Intrépido deseaba, en lo más profundo de su ser, ser Datsue el maestro.
Hanabi sonrió, se rascó la coronilla y se retumbó sobre su asiento.
—Mmh... Lo de la crema es nuevo. Pero, ¿qué has dicho de ser qué? Ahora tienes todo mi interés. Guau. Qué poco esperaba esto. Cuenta.
El mandatario asistió atónito al de pronto motivado truhán, que expuso sus motivos sin dejar de reconocer su falta de experiencia, mostrando un buen nivel de madurez para alguien de su edad y con tantos rumores a sus espaldas.
—Buen final. Tienes labia. Me gusta, eso es bueno en un profesor. Pero como tú dices, ahora mismo te falta la experiencia. Pero tampoco te tienes por qué quedar ahí, joven Datsue-kun. —Hanabi se volvió a recostar sobre la mesa, en esta ocasión apoyando un sólo codo y acariciándose la barbilla. Paseó la mirada entre los dos—. Como sabéis, un chuunin ya es capaz de dirigir equipos de genin. Y un jounin puede coordinar batallones más grandes y experimentados. Por supuesto, la responsabilidad llegará con el tiempo, pero el grado de autoridad está ahí.
»Como seguro que a ninguno de los dos se os ha escapado, cuando un kage se retira o... ahem, fallece —dijo esta última palabra lentamente, como si por el mero hecho de mencionarla se le fuera a caer el techo encima. Con la racha de muertes de los últimos tiempos, nunca se sabía—, el Consejo de la aldea toma en consideración primeramente a los jounin para proponerlos como nuevo líder.
Hanabi rió y se volvió a recostar.
—Eso os queda muy lejos, por supuesto. Pero quién sabe. Como jounin, estaréis más cerca de las altas esferas que nunca. Y tomaré vuestras opiniones y críticas más que en serio.
»Por ahora, os tengo que pedir algo importante: tened cuidado con el Shukaku. Y si vuelve a interactuar con vosotros, deberíais decírmelo. Él es un enemigo más. Si consigue doblegaros, la villa entera está perdida.
—Oh, y... Akame-kun —dijo Hanabi, muy serio, dirigiéndose a él—. Siento mucho lo de Koko. Me consta que estábais... muy unidos.
Porque Datsue el Intrépido deseaba, en lo más profundo de su ser, ser Datsue el maestro.
Hanabi sonrió, se rascó la coronilla y se retumbó sobre su asiento.
—Mmh... Lo de la crema es nuevo. Pero, ¿qué has dicho de ser qué? Ahora tienes todo mi interés. Guau. Qué poco esperaba esto. Cuenta.
El mandatario asistió atónito al de pronto motivado truhán, que expuso sus motivos sin dejar de reconocer su falta de experiencia, mostrando un buen nivel de madurez para alguien de su edad y con tantos rumores a sus espaldas.
—Buen final. Tienes labia. Me gusta, eso es bueno en un profesor. Pero como tú dices, ahora mismo te falta la experiencia. Pero tampoco te tienes por qué quedar ahí, joven Datsue-kun. —Hanabi se volvió a recostar sobre la mesa, en esta ocasión apoyando un sólo codo y acariciándose la barbilla. Paseó la mirada entre los dos—. Como sabéis, un chuunin ya es capaz de dirigir equipos de genin. Y un jounin puede coordinar batallones más grandes y experimentados. Por supuesto, la responsabilidad llegará con el tiempo, pero el grado de autoridad está ahí.
»Como seguro que a ninguno de los dos se os ha escapado, cuando un kage se retira o... ahem, fallece —dijo esta última palabra lentamente, como si por el mero hecho de mencionarla se le fuera a caer el techo encima. Con la racha de muertes de los últimos tiempos, nunca se sabía—, el Consejo de la aldea toma en consideración primeramente a los jounin para proponerlos como nuevo líder.
Hanabi rió y se volvió a recostar.
—Eso os queda muy lejos, por supuesto. Pero quién sabe. Como jounin, estaréis más cerca de las altas esferas que nunca. Y tomaré vuestras opiniones y críticas más que en serio.
»Por ahora, os tengo que pedir algo importante: tened cuidado con el Shukaku. Y si vuelve a interactuar con vosotros, deberíais decírmelo. Él es un enemigo más. Si consigue doblegaros, la villa entera está perdida.
«JIA JIA JIA, cómo me conoce el hijoputa.»
—Oh, y... Akame-kun —dijo Hanabi, muy serio, dirigiéndose a él—. Siento mucho lo de Koko. Me consta que estábais... muy unidos.