3/04/2018, 23:20
Contra lo que Akame había pensado en un momento, el Uzukage reaccionó más que positivamente a la demanda de Datsue. El mayor de los Uchiha habría creído que estrenar su nuevo rango con una petición tan inesperada sería considerado un tanto atrevido, pero en cambio Hanabi lo encontró interesante. Se esforzó por guardar aquel detalle en su cabeza; tenía que ser más proactivo. Datsue siempre lo era —a veces, quizá demasiado—, pero probablemente las veces en las que aquel rasgo había jugado en su contra se habían debido más a su rango de genin que a otra cosa. Ahora que eran jōnin, se esperaba mucho más de ellos.
Como si de repente acabara de ser consciente de eso mismo, Akame se irguió aun más. Luego les regaló una escueta explicación de sus nuevos deberes y de las responsabilidades que les llegarían con el futuro, a lo que el Uchiha simplemente asintió con diligencia. También les hizo una advertencia acerca del demonio que llevaban dentro, ambos por igual; redundante —aunque Akame no dijo nada— tras los meses de pesadillas y tortura onírica a los que el Ichibi les llevaba sometiendo.
Otro asentimiento.
Sin embargo, cuando parecía que la conversación ya iba a alcanzar su cierre, Hanabi se dirigió a Akame en particular acerca de un asunto un tanto delicado. Al oírle, el Uchiha apretó inconscientemente los puños y frunció sus labios, feos y finos. Respiró una vez antes de contestar.
—Gracias —replicó, lacónico. Luego buscó la mirada del mandatario y decidió que tal vez era hora de que él también hiciese su demanda—. Hanabi-sama, sobre eso... Teniendo en cuenta mi nuevo rango como shinobi, me preguntaba si podría tenerme en cuenta para participar en las labores de rastreo y... Contacto con los responsables.
Como si de repente acabara de ser consciente de eso mismo, Akame se irguió aun más. Luego les regaló una escueta explicación de sus nuevos deberes y de las responsabilidades que les llegarían con el futuro, a lo que el Uchiha simplemente asintió con diligencia. También les hizo una advertencia acerca del demonio que llevaban dentro, ambos por igual; redundante —aunque Akame no dijo nada— tras los meses de pesadillas y tortura onírica a los que el Ichibi les llevaba sometiendo.
Otro asentimiento.
Sin embargo, cuando parecía que la conversación ya iba a alcanzar su cierre, Hanabi se dirigió a Akame en particular acerca de un asunto un tanto delicado. Al oírle, el Uchiha apretó inconscientemente los puños y frunció sus labios, feos y finos. Respiró una vez antes de contestar.
—Gracias —replicó, lacónico. Luego buscó la mirada del mandatario y decidió que tal vez era hora de que él también hiciese su demanda—. Hanabi-sama, sobre eso... Teniendo en cuenta mi nuevo rango como shinobi, me preguntaba si podría tenerme en cuenta para participar en las labores de rastreo y... Contacto con los responsables.