4/04/2018, 13:51
Eri acabó con la discusión, aclarando que aunque su hermano tenía unos gustos extraños, no creía que las mujeres ancianas estuviesen dentro de esos gustos. Juro no le rebatió, claro. Después de todo, él no conocía mucho a ese hombre. Para ese entonces, Nabi se había marchado a sacrificar a los supervivientes de la masacre carnívora a su perro, el cual los recibiría de muy buen agrado.
Después, Nabi volvió, justo cuando les pasaban la cuenta. Él puso su dinero, Eri lo hizo, y Juro, claramente, les imitó. No era ningún moroso. Después, los tres se dirigieron a la puerta y salieron del lugar.
— ¿Y ahora qué? — preguntó Nabi, con su carisma habitual.
—¿Tenéis algún plan? ¿O seguís bajo los yugos de la mujer que os había hecho venir hasta aquí? Yo no tenía planeado nada, salvo que en un día o dos vuelvo a Uzushiogakure junto con mi hermano... Así que estoy disponible. — aclaró la pelirroja.
— La mujer nos ha dejado libres, así que podemos ir a donde queramos — dijo Juro, encogiéndose de hombros —. La verdad es que esperaba que esto durase más. Quién iba a decir que en una mañana pagaríamos la deuda.
De hecho, le había dicho a su hermana que tardaría. Aunque había sido escueto en detalles, ella sabía que había sido herido — por causas ajenas a ninjas de otras aldeas, claro — y que le habían salvado la vida. También que tenía que trabajar para pagar su deuda. Por eso mismo, no pasa nada si se quedaba un poco más. De todas formas, estaba en su país.
— No tengo prisa por volver a casa, así que podemos hacer algo si Nabi también esta de acuerdo — asintió Juro —. Pero no me preguntéis sobre esto. Aunque sea mi país, las veces que he venido aquí han sido escasas, y no me sé la zona. El hermano de Eri dijo que era bastante grande, de hecho. Podríamos ver que hay.
Después, Nabi volvió, justo cuando les pasaban la cuenta. Él puso su dinero, Eri lo hizo, y Juro, claramente, les imitó. No era ningún moroso. Después, los tres se dirigieron a la puerta y salieron del lugar.
— ¿Y ahora qué? — preguntó Nabi, con su carisma habitual.
—¿Tenéis algún plan? ¿O seguís bajo los yugos de la mujer que os había hecho venir hasta aquí? Yo no tenía planeado nada, salvo que en un día o dos vuelvo a Uzushiogakure junto con mi hermano... Así que estoy disponible. — aclaró la pelirroja.
— La mujer nos ha dejado libres, así que podemos ir a donde queramos — dijo Juro, encogiéndose de hombros —. La verdad es que esperaba que esto durase más. Quién iba a decir que en una mañana pagaríamos la deuda.
De hecho, le había dicho a su hermana que tardaría. Aunque había sido escueto en detalles, ella sabía que había sido herido — por causas ajenas a ninjas de otras aldeas, claro — y que le habían salvado la vida. También que tenía que trabajar para pagar su deuda. Por eso mismo, no pasa nada si se quedaba un poco más. De todas formas, estaba en su país.
— No tengo prisa por volver a casa, así que podemos hacer algo si Nabi también esta de acuerdo — asintió Juro —. Pero no me preguntéis sobre esto. Aunque sea mi país, las veces que he venido aquí han sido escasas, y no me sé la zona. El hermano de Eri dijo que era bastante grande, de hecho. Podríamos ver que hay.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60