8/04/2018, 00:58
Akame sonrió para sí cuando vio la primera reacción que sus palabras tuvieron en el inexperto soldado de fortuna. «Esto ha sido coser y cant...»
Los pensamientos se le ahogaron en el cerebro cuando el tipo, en un movimiento brusco, levantó el brazo con la punta de su espada mirando al pecho del Uchiha. Así, exigió que él mismo fuera quien se viera con el Centinela y le entregase el mensaje en persona. «¿Pero qué...? ¡Será cabrón!»
Unos momentos de tenso silencio precedieron a la demanda del guardia. Akame miró la espada, y luego lo miró a él. Se cuadró en el sitio para dejar claro que no se sentía intimidado, hablando con la dureza característica de un joven sicario acostumbrado a lidiar con ese tipo de situaciones.
—¿Estás de coña, hermano? ¿O me ves cara de parvo? —le espetó con desprecio—. El mensaje se lo das tú, y no me toques los cojones que hoy no tengo la noche para tonterías. Yo ya he cumplido, y más te vale que bajes esa mierda antes de que te hagas daño.
En su disfraz, Akame se inclinó ligeramente hacia adelante, sin despegar sus ojos de los del muchacho. Quizá estaba forzando demasiado su cohartada, pero más sospechoso le parecería simplemente aceptar como un cochino de camino al matadero. No, los matones y sicarios no se amilanaban a las primeras de cambio.
Los pensamientos se le ahogaron en el cerebro cuando el tipo, en un movimiento brusco, levantó el brazo con la punta de su espada mirando al pecho del Uchiha. Así, exigió que él mismo fuera quien se viera con el Centinela y le entregase el mensaje en persona. «¿Pero qué...? ¡Será cabrón!»
Unos momentos de tenso silencio precedieron a la demanda del guardia. Akame miró la espada, y luego lo miró a él. Se cuadró en el sitio para dejar claro que no se sentía intimidado, hablando con la dureza característica de un joven sicario acostumbrado a lidiar con ese tipo de situaciones.
—¿Estás de coña, hermano? ¿O me ves cara de parvo? —le espetó con desprecio—. El mensaje se lo das tú, y no me toques los cojones que hoy no tengo la noche para tonterías. Yo ya he cumplido, y más te vale que bajes esa mierda antes de que te hagas daño.
En su disfraz, Akame se inclinó ligeramente hacia adelante, sin despegar sus ojos de los del muchacho. Quizá estaba forzando demasiado su cohartada, pero más sospechoso le parecería simplemente aceptar como un cochino de camino al matadero. No, los matones y sicarios no se amilanaban a las primeras de cambio.