16/04/2018, 17:37
—No deberías haber estado tanto tiempo sin comer —le reprochó Daruu, con total seriedad.
Y Ayame agachó la cabeza. No había tenido opción en realidad, la sola idea de podría haber sido ella la que le hubiese arrancado los ojos a Daruu... la sola idea de pensar en el dolor que había tenido que sufrir...
—Le gusta demasiado hacer locuras, ¿verdad, Ayame? Mírame —dijo Zetsuo, Y, de alguna manera que la muchacha no supo cómo explicar, se vio obligada a levantar la cabeza hacia él. Los ojos de su padre vibraban, brillantes—. No volverás a cometer ninguna locura que ponga en riesgo tu vida. ¿Entendido?
«S... ¿Se ha dado cuenta...?» Se le pasó automáticamente por la cabeza, y en respuesta Zetsuo entrecerró de nuevo los ojos.
Ayame, conteniendo la respiración en el pecho, volvió a agachar la mirada y cogió la cuchara para concentrarse en la sopa.
—Entendido —dijo, con los dedos cruzados bajo las sábanas. Porque, en aquellos momentos, nada la apartaría de su camino para encontrar más información sobre la mujer rubia de ojos verdes y cobrarse su venganza—. ¡Qué rico!
Se le escapó un suspiro cuando se llevó la primera cucharada a la boca y todo su cuerpo reaccionó al sabor de la anhelada comida.
Pero Zetsuo seguía mirándola de reojo, no demasiado convencido con su actitud.
—Niña estúpida... Sí que debes haber pasado hambre para decir que la comida del hospital está buena.
Y Ayame agachó la cabeza. No había tenido opción en realidad, la sola idea de podría haber sido ella la que le hubiese arrancado los ojos a Daruu... la sola idea de pensar en el dolor que había tenido que sufrir...
—Le gusta demasiado hacer locuras, ¿verdad, Ayame? Mírame —dijo Zetsuo, Y, de alguna manera que la muchacha no supo cómo explicar, se vio obligada a levantar la cabeza hacia él. Los ojos de su padre vibraban, brillantes—. No volverás a cometer ninguna locura que ponga en riesgo tu vida. ¿Entendido?
«S... ¿Se ha dado cuenta...?» Se le pasó automáticamente por la cabeza, y en respuesta Zetsuo entrecerró de nuevo los ojos.
Ayame, conteniendo la respiración en el pecho, volvió a agachar la mirada y cogió la cuchara para concentrarse en la sopa.
—Entendido —dijo, con los dedos cruzados bajo las sábanas. Porque, en aquellos momentos, nada la apartaría de su camino para encontrar más información sobre la mujer rubia de ojos verdes y cobrarse su venganza—. ¡Qué rico!
Se le escapó un suspiro cuando se llevó la primera cucharada a la boca y todo su cuerpo reaccionó al sabor de la anhelada comida.
Pero Zetsuo seguía mirándola de reojo, no demasiado convencido con su actitud.
—Niña estúpida... Sí que debes haber pasado hambre para decir que la comida del hospital está buena.