24/04/2018, 12:56
(Última modificación: 24/04/2018, 12:57 por Aotsuki Ayame.)
Pese a que él la estaba esperando, la llegada de Ayame debía de haberle pillado desprevenido pues, cuando le habló, Daruu pegó un pequeño brinco como si le acabara de despertar de un profundo sueño.
—Ay, Ayame... qué susto me has dado —exclamó, reincorporándose. Ella hizo el amago de ir a disculparse, pero él la calló abrazándola. Y ella no sólo le dejó hacerlo, sino que rodeó su pecho y su espalda con todas sus fuerzas. No dejaba de ser curioso que se abrazaran de aquella manera, justo antes de que fueran a combatir hasta desgastarse—. ¿Cómo estás?
«Nerviosa. Asustada. Aterrada.» Gritó su mente.
—B... bien... —respondieron sus labios, antes de separarse de él y mirar a su alrededor con cierta confusión—. ¿No ha llegado Kōri aún? Qué raro... salió antes que yo.
—¿Quieres decir que no viene contigo? Sí que es raro, sí... Pero seguro que en cualquier momento notamos una brisa fresca y se planta detrás de mi —Hizo una breve pausa, y entonces añadió—: ¿Está detrás de mi?
Ayame se rio con él. Pero entonces sintieron el frío, y la carcajada se congeló en su garganta. Ayame miró detrás de Daruu, pero no era de su espalda de donde venía sino...
De la puerta principal.
Kōri andaba hacia ellos con las manos en los bolsillos y sin ningún tipo de sorpresa aparente. Simplemente... como una persona normal y corriente. Se detuvo frente a ellos y miró primero a uno y después al otro.
—¿Ocurre algo? —preguntó.
—Ay, Ayame... qué susto me has dado —exclamó, reincorporándose. Ella hizo el amago de ir a disculparse, pero él la calló abrazándola. Y ella no sólo le dejó hacerlo, sino que rodeó su pecho y su espalda con todas sus fuerzas. No dejaba de ser curioso que se abrazaran de aquella manera, justo antes de que fueran a combatir hasta desgastarse—. ¿Cómo estás?
«Nerviosa. Asustada. Aterrada.» Gritó su mente.
—B... bien... —respondieron sus labios, antes de separarse de él y mirar a su alrededor con cierta confusión—. ¿No ha llegado Kōri aún? Qué raro... salió antes que yo.
—¿Quieres decir que no viene contigo? Sí que es raro, sí... Pero seguro que en cualquier momento notamos una brisa fresca y se planta detrás de mi —Hizo una breve pausa, y entonces añadió—: ¿Está detrás de mi?
Ayame se rio con él. Pero entonces sintieron el frío, y la carcajada se congeló en su garganta. Ayame miró detrás de Daruu, pero no era de su espalda de donde venía sino...
De la puerta principal.
Kōri andaba hacia ellos con las manos en los bolsillos y sin ningún tipo de sorpresa aparente. Simplemente... como una persona normal y corriente. Se detuvo frente a ellos y miró primero a uno y después al otro.
—¿Ocurre algo? —preguntó.