25/04/2018, 10:59
(Última modificación: 25/04/2018, 10:59 por Sarutobi Hanabi.)
La situación se estaba enredando cada vez más, y los pobres genin estaban asistiendo a un auténtico espectáculo de luces y sombras donde nada era lo que parecía.
—Disculpad, señores, ¿entonces la tienda de Kamerita-san está en el puerto, o subiendo dos calles arriba? —preguntó Eri, evidentemente confundida ante la disparidad de los dos ancianos.
—¡Arriba, arriba! Lo acabo de decir, señorita.
—¡Que no, que no! Que se mudó hace años al puerto!
—¿Pero tú que vas a saber si no recuerdas ni lo que cenaste ayer?
—¡Al menos yo no me paso las horas perdidas en la taberna contando las moscas!
—¿Pero cómo te atreves...?
Y así, los dos ancianos se enredaron en una discusión de la que parecía muy difícil que salieran en los próximos minutos...
—Disculpad, señores, ¿entonces la tienda de Kamerita-san está en el puerto, o subiendo dos calles arriba? —preguntó Eri, evidentemente confundida ante la disparidad de los dos ancianos.
—¡Arriba, arriba! Lo acabo de decir, señorita.
—¡Que no, que no! Que se mudó hace años al puerto!
—¿Pero tú que vas a saber si no recuerdas ni lo que cenaste ayer?
—¡Al menos yo no me paso las horas perdidas en la taberna contando las moscas!
—¿Pero cómo te atreves...?
Y así, los dos ancianos se enredaron en una discusión de la que parecía muy difícil que salieran en los próximos minutos...