4/05/2018, 21:19
Siguiendo las indicaciones del que parecía tener más sentido de ambos ancianos, Eri y Nabi se encaminaron entre la multitud de gente aglomerada frente a ellos hacia su destino, no sin antes llevarse un par de pisotones, codazos y seguramente magulladuras que dejarán algún que otro regalo morado en su piel. Bufaba entre manotazo y manotazo, y cuando creyó que serían tragados por aquella multitud, ambos salieron de allí por un callejón.
Por fin podía respirar.
Una calle a la derecha más y allí estaba: la tienda de Kamerita-san.
—¡Mira Nabi, allí! —exclamó la pelirroja, por fin viendo luz al final del tunel —. Doro-san vive al lado, justo en la esquina, ¡vamos!
No quiso pararse en la tienda, sino que siguió hacia su destino: la casa de Doro-san. Sabía que no tenía idea, pero buscaría, se suponía que por esos lugares vivía el guardia, así que solo tenían que mirar.
Por fin podía respirar.
Una calle a la derecha más y allí estaba: la tienda de Kamerita-san.
—¡Mira Nabi, allí! —exclamó la pelirroja, por fin viendo luz al final del tunel —. Doro-san vive al lado, justo en la esquina, ¡vamos!
No quiso pararse en la tienda, sino que siguió hacia su destino: la casa de Doro-san. Sabía que no tenía idea, pero buscaría, se suponía que por esos lugares vivía el guardia, así que solo tenían que mirar.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)