5/05/2018, 14:35
Akame se mantuvo en silencio, como había estado haciendo desde que ingresase en la fragua de Soroku, mientras el maestro herrero le relataba a Datsue —él mismo parecía estar allí como una parte más del mobiliario, junto a armas, hierro y acero— los pormenores del pasado que el Centinela y él compartían. «Así que en efecto, eran parientes... Y hermanos, nada menos»; Akame había tenido sus sospechas desde el primer momento, y la confirmación no le sorprendió. El odio que parecía profesar el Centinela hacia Soroku era de ese tipo que sólo se podía sentir contra alguien a quien habías amado profundamente.
Sea como fuere, parecía que efectivamente habían llegado al final de aquel camino no exento de peligros. Akame simplemente esperó con la paciencia de un ninja a que el trato terminara de cerrarse oficialmente.
Sea como fuere, parecía que efectivamente habían llegado al final de aquel camino no exento de peligros. Akame simplemente esperó con la paciencia de un ninja a que el trato terminara de cerrarse oficialmente.