7/05/2018, 21:55
(Última modificación: 7/05/2018, 21:59 por Uchiha Akame.)
Flama, Verano del año 218.
Uchiha Akame había visto aquel panfleto por primera vez claveteado burdamente en el marco de madera de la entrada del albergue donde se alojaba esos días, en Tane-Shigai, justo un momento antes de que el iracundo propietario del lugar lo arrancase de cuajo entre maldiciones y bufidos. Al principio pensó que se trataría de una broma orquestada por algunos adolescentes con demasiado tiempo libre, o tal vez una burla de algún hostelero competidor. Pero luego volvió a ver el mismo panfleto pegado con cola en el cuerpo de una de las farolas de las plataformas, y luego otra vez pegado en la pared abombada de una de las grandes esferas doradas de la ciudad.
Aquellos papeles parecían estar distribuídos por toda la capital de Mori no Kuni, todos de idéntico aspecto, tipografía y mensaje. Todos copias del mismo original. Y todos en lugares donde pudieran verse simplemente al pasear. Claro, el hecho de que aquel anuncio hubiera sido impreso en hojas de papel color rosa chillón ayudaba, y las letras de tono azul eléctrico eran difíciles de pasar por alto.
Así que allí estaba él, en mitad del Paraje del Bambú, caminando con la cabeza gacha y mirando sólo al frente de tanto en tanto —para no chocar con alguno de los verdes y altos troncos que poblaban el bosque—. En su mano izquierda, uno de aquellos panfletos. En la derecha, una brújula de bronce bruñido, bastante gastada, que había comprado en una tienda de ultramarinos de Tane-Shigai. Sus pasos eran firmes pero meditados, medidos; hasta que por fin se detuvo.
—Pues... Debería ser aquí —musitó el Uchiha, dando un vistazo a su alrededor.
No vio más que vegetación, bambúes y tierra. Bajó la vista y echó otro vistazo al panfleto.
SEXO GRATIS
8 km Sur, 3 km Oeste
8 km Sur, 3 km Oeste
«Juraría que estoy a ocho kilómetros al Sur de Tane-Shigai, y desde ahí he ido tres kilómetros al Oeste... Más o menos», se dijo el jōnin. «Pero aquí no parece haber nada ni nadie... Supongo que, en efecto, se trataba tan sólo de una broma...»
El Uchiha no pudo evitar, en ese justo momento, sentirse algo estúpido. ¿Quién en su sano juicio andaría más de trece kilómetros por Mori no Kuni, tan sólo porque un panfleto enigmático y sugerente se lo pidiera? «Joder, y hace un calor de mil demonios...»